El reconocido periodista norteamericano Jonathan Alter, especialista en la presidencia estadounidense, declaró en una entrevista para los extra de la película Todos los hombres del presidente: «si el Watergate sucediera ahora, estoy convencido de que Woodward y Bernstein serían citados para declarar ante el Gran Jurado Federal que investigara el Watergate y les pedirían que revelaran sus fuentes, pero no lo harían, por lo que irían a la cárcel por proteger a Garganta Profunda. Y como consecuencia, se quedarían sin ese trabajo, no escribirían más historias para The Washington Post y es probable que el escándalo no viera la luz».
Es posible que hoy en día, las generaciones más jóvenes, ni siquiera conozcan o recuerden el escándalo del Watergate y cómo dos periodistas, Bob Woodward y Carl Bernstein, lograron sacar a la luz el escándalo político más sangrante de la historia de Estados Unidos provocando la dimisión del presidente Nixon.
Todos los hombres del presidente, en palabras del Times, es tal vez la obra periodística más influyente de la historia. Acabó con un presidente y ganó el premio Pulitzer. El libro se publicó en 1974 y hoy vuelve a la actualidad tras los conflictivos comienzos de la presidencia de Donald Trump, y las especulaciones de que pueda ser sometido a un proceso de destitución como sucedió con Richard Nixon.
Dos periodistas realizaron una investigación que destapó un escándalo político de tal envergadura que cambió el curso de la política y la historia norteamericana. ¿Sería posible que eso sucediera hoy en día?
Escándalo y encubrimiento
El caso Watergate tuvo lugar en la década de los años 70. Un escándalo que reveló actividades ilegales por parte de la administración Nixon durante la campaña electoral de 1972. Y posteriormente el intento de encubrimiento de dichos sucesos.
La madrugada del 17 de junio de 1972 cinco hombres fueron detenidos cuando trataban de penetrar ilegalmente en la sede central del Comité Nacional Demócrata, sita en el complejo de oficinas y apartamentos del hotel Watergate de Washington. El recién llegado a la redacción del Washington Post Bob Woodward fue enviado a cubrir la noticia. El periodista del mismo periódico Carl Bernstein también se ocupaba del caso. Woodward asistió a la audiencia preliminar por parte del juez y sospecho de que los cinco detenidos tuvieran su propio abogado. Descubrió que uno de los detenidos era exempleado de la CIA y coordinador de seguridad del Comité para la Reelección del Presidente. Los dos periodistas iniciaron un investigación de destapó la implicación de la administración Nixon y diversas actividades clandestinas ilegales.
El Congreso de los Estados Unidos inició la investigación cuando la trama se destapó. La resistencia de Nixon provocó una crisis institucional y poco a poco la pérdida de apoyos de su propio partido. Aunque en abril de 1973 aceptó parcialmente la responsabilidad del Gobierno y destituyó a varios funcionarios, cada vez se hacía más evidente su implicación. El encubrimiento y resistencia a la investigación puso en marcha el procedimiento del impeachement «juicio al presidente». Nixon se vio obligado a dimitir el 9 de agosto de 1974.
Ayer sí, hoy no
Bob Woodward (Illinois, 1943) y Carl Bernstein (Washington, 1944), periodistas del Washington Post, se trabajaron la historia a la vieja usanza. Invirtiendo mucho tiempo. Entrevistando, hablando con todos las personas que estuvieron o tuvieran algo que aportar, yendo de puerta en puerta recopilando información. Su trabajo les valió el premio Pulitzer en 1973.
Como ha reconocido The New York Times, «posiblemente la mejor cobertura periodística de todos los tiempos». Cambió el curso de la política y la historia norteamericana, pero sería muy difícil que eso sucediera hoy en día. Que dos periodistas pudieran descubrir y destapar un escándalo político de esa envergadura. Mantener el foco en la historia y abstraerse de la presión y la reacción de Internet, principalmente. De la presión de personas que precisamente tendría muy fácil distraer la atención del público. Hoy, la gente sufre tal bombardeo de información que le cuesta mucho dicernir el grano de la paja. Aunque parezca mentira hay un mayor control de los medios por parte del poder y éstos practican mucha autocensura.
Así que, volviendo a las declaraciones del periodista Jonathan Alter: «si el Watergate sucediera hoy, es probable que, por varias razones, no se hubiera difundido, Lo que da un poco de miedo».
El mensaje que llega hoy es que los medios son horribles. Aunque la crítica muchas veces suele venir por ideología política diferente. Por lo tanto, es bastante improbable que un medio pueda llegar a presionar al cargo más alto de la nación sin hacer frente a una dura campaña que cuestione su credibilidad.
Woodward y Bernstein fueron desmentidos y cuestionados en más de una ocasión. En algún momento llegaron a aceptar un error, pero siguieron adelante. Con el apoyo del director del Post (Benjamin C. Bradlee). ¿Qué sucedería hoy? Un solo error bastaría para echar todo por tierra. Hay medios dedicados a la burla y la crítica, se convertirían en carne de blogs y programas que los desacreditarían. Se crearía una atmósfera en la que sería realmente complicado continuar.
El anonimato. ¿Cómo de complicado sería que Garganta Profunda mantendría su secreto en la era mediática que vivimos? O que un medio dirija la historia con una fuente sin nombre. ¿Cómo afrontar esas acusaciones de falta de credibilidad?
Por no hablar de que hoy en día el periodismo de investigación es arriesgado por otros motivos. Requiere invertir tiempo, dinero, recursos, energía… La cobertura del Watergate llevó mucho tiempo hasta que se convirtió en la historia que provocó la dimisión de Richard Nixon. ¿Tienen hoy los medios comunicación esa capacidad de aguante día tras día, u otros podrían martillear hasta desviar el foco e ir diluyendo el interés?
Así es como esta historia supone el cotejo de que ayer sí fue posible y hoy, pese a vivir en una sociedad que creemos más avanzada, más liberal y comprometida; no se daría.
«La gente no está interesada en la verdad igual que antes». —Carl Bernstein, en el 40º aniversario del caso Watergate.
El libro de una historia real
Todos los hombres del presidente se publicó en 1974. Y es la historia real de cómo dos periodistas del Washington Post llevaron a cabo una investigación que puso en jaqué a la administración Nixon provocando su dimisión como presidente de los Estados Unidos. El libro, reeditado ahora en España, ha vuelto a la actualidad a propósito de los primeros meses de Trump en la Casa Blanca.
El libro viene a completar el trabajo de investigación y los reportajes del Washington Post. Escrito en tercera persona por Bernstein y Woodward, cuenta cómo fue la cobertura y el trabajo que llevaron a cabo. Desde las dificultades y desaíras que sufrieron, y el apoyo de su periódico para seguir adelante con una historia que otro medios callaron o no tuvieron el valor de afrontar.
Este libro tiene ahora más valor que los reportajes del Post porque nos llevan a conocer la historia desde el ángulo del periodista. El backstage. Cómo se cuajó la investigación y la sacaron adelante. Al término del libro todavía Nixon lo negaba. Finaliza cuando comienza a hablarse del juicio al presidente. Pero el Epílogo sirve para rematar una historia que tuvo su punto y final años más tarde.
A raíz del Watergate las universidades se llenaron de hordas de futuros periodistas que soñaban con convertirse en los nuevos Woodward y Bernstein.
Sin embargo, la herencia del Watergate se ha olvidado y es necesario recordarla. Y no solo porque, hasta ahora, sea la única investigación periodística que ha hecho dimitir a un presidente. Sino porque el periodismo de investigación como tal ha perdido su importancia y respeto. Y en estas páginas que recogen todo lo que fue aquella investigación, sobresale la figura del periodista como guardián del gobierno de Estados Unidos. Guardián del sistema y de la democracia.
Título: Todos los hombres del presidente |
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