La isla hundida: Verne o una bella traición
Ensayo sobre VERNE, Jules: La esfinge de los hielos. Akal, Madrid, 2008. Cada uno tiene su Verne particular. De hecho, para los de mayor edad, el escritor francés se llamó siempre Julio, aunque mucho más tarde comprendimos que los nombres propios no se traducen, que no pueden expropiarse a otra lengua. Jacques Derrida, que estaba […]
Un amor que hace falta que no
Recuerdo la primera vez que leí Ese dulce mal (This sweet sickness, 1960), durante un cálido verano en la finca de mis abuelos maternos. Lo hice a escondidas, por supuesto, un poco en la clandestina emoción de lo todavía proscrito, por mi entonces tempranísima edad. Tal vez eso explique que no la comprendiera bien, en […]
No hay hombres, solo muchas voces: centenario Conrad
En el origen de este breve comentario hay una frase imprudente, una especie de declaración, de esas que son inevitables. Sin embargo, se trata de una convicción muy real, porque también antigua y tenaz: El corazón de las tinieblas es uno de los más grandes textos de la literatura occidental. Quizá, insisto, sea una declaración […]
En el nombre de K
La letra está siempre a la mira y pide ser interrogada en su nombre. El nombre de la letra nos condena a ello, a ese proceso, a esa metamorfosis con los nombres propios. Georg tiene tantas letras como Franz, o como Bende, el primer nombre de Bendemann, antes del hombre [Mann] que le dará la […]
Escribir, estrechar la mano: un amor de Lispector
«Mientras escriba y hable, voy a tener que fingir que alguien está estrechando mi mano»[1]LISPECTOR, Clarice. 2013. La pasión según G.H. Madrid: Siruela, p. 17 (en adelante, todas las citas extraídas de esta edición serán consignadas entre paréntesis). Una frase que nos aborda. Me pregunto qué nos queda, salvo esa frase. Al menos después de […]