El próximo 5 de Octubre sale a la venta el libro Nouvelle Vague. La ola que no cesa (Desfiladero Ediciones), de Fernando Usón Forniés. Se trata de uno de los mayores estudios sobre esta corriente cinematográfica francesa, cuya huella en la Historia del Cine es apasionante. El ensayo recoge la etapa completa de este colectivo de cineastas, desde el nacimiento de la Ola hasta los últimos trabajos, en los que figuran formatos como el cortometraje y el largometraje.
En el propio ensayo, el autor define la Nouvelle Vague como una corriente generacional cuya base es París, y en el que entrarían una serie de rasgos comunes como «su formación no profesional, sino teórica, sobre todo en la crítica cinematográfica; su preferencia por los rodajes con pocos medios, fuera de estudio y con sonido directo; el uso de material de rodaje ligero que permitía filmar en minúsculos apartamentos o abarrotados cafés; la frescura en el tono; (…) su conciencia colectiva». (Usón Forniés, 2020, p. 12).
Gracias a este último punto, a esta sensación de grupo, estos creadores se citaban entre ellos, comentaban en entrevistas los trabajos de sus compañeros, e incluso, llegaban a realizar cameos dentro de las propias producciones de otros, dándose este punto de frescura basado en fuertes lazos comunes que acabarían definiendo la particularidad de esta corriente.
A pesar de contar en sus filas con figuras como Agnès Varda, Claude Chabrol (que escribiría un texto sobre la corriente), Marguerite Duras, Jacques Rivette, Jacques Démy, Eric Rohmer, André Delvaux, etc, el autor clasifica como principales líder del movimiento a François Truffaut, Jean-Luc Godard y Alain Resnais.
«El primero, por ser el principal aglutinador de sus dispares miembros, así como su relaciones públicas, aquel que mejor supo contactar con los cinéfilos; el segundo, por ser la locomotora creativa y el verdadero revulsivo de la Ola, el que verdaderamente propuso una concepción radicalmente distinta del cine; (…) y el tercero, por conjugar ambas cualidades.». (Usón Forniés, 2020, p. 38).
Es con Truffaut con el que se establece la fecha de salida de la corriente con Los cuatrocientos golpes, pero es con Godard y Al final de la escapada con la que se consigue el reconocimiento en 1960. A partir de ahí comienza un flujo creativo en el que tradición e innovación irán de la mano a partir de una larga lista de películas y creadores.
El libro se divide en seis capítulos en los que se analiza la Ola a nivel teórico, centrándose en las obras de cada uno de los directores, y en la que se llega a dedicar un especial a Jean-Luc Godard, al que se califica como ciclón. Un artista en el que «coinciden la asunción de la tradición, la vitalidad rupturista, la capacidad investigadora, el compromiso político, la frescura de una nueva forma de hacer cine». (Usón Forniés, 2020, p. 189).
Director de obras maestras como la citada Al final de la escapada, que parte de la tradición cinematográfica narrando una historia de cine negro en clave de serie B, o de Banda aparte (1954); de cine paródico del género de ciencia ficción como Lemmy contra Alphaville (1965); o el melodrama con El desprecio (1963), quizá la mejor película de Brigitte Bardot, y en la que el gran director alemán Fritz Lang se interpreta a sí mismo. Lo que es indudable es que en todas ellas hay una reflexión sobre el propio cine como lenguaje cinematográfico.
A lo largo del ensayo, el autor presenta a los cineastas ortodoxos: Charles Brabant (Carillons sans joie, 1962), Louis Malle (Zazie en el metro, 1960), Alexandre Astruc (La educación sentimental, 1962), François Truffaut (Tirad sobre el pianista, 1960), Claude Chabrol (El carnicero, 1970), Jacques Démy (Los paraguas de Cherburgo, 1964) y Maurice Pialat (No envejeceremos juntos, 1972); a los innovadores: Jacques Rozier (Adieu Philippine, 1962), la grandísima Agnès Varda (considerada «la abuela de la Nouvelle Vague» y una de las grandes directoras de la Historia del Cine a reivindicar), Eric Rohmer (Cuentos morales, Cuentos de las cuatro estaciones) y Jacques Rivette (La Religiosa, 1966); junto a los cineastas de la margen izquierda del Sena, la Rive Gauche.
A pesar de estar dividido por el propio río parisino en dos partes, muchos cineastas de una parte colaboraban con la otra, como es el caso de Varda, una directora incansable que estuvo trabajando hasta el año 2018, justo un año antes de dejarnos. Una de sus grandes obras, Cleo de 5 a 7 (1961), supone «una imbricación perfecta entre el lado íntimo y ficticio y el lado público y documental».(Usón Forniés, 2020, p. 130). Además, en ella nos presenta un prólogo a color para pasar después directamente al blanco y negro.
Estos cineastas tenían un lado más marcado intelectualmente, con Alain Resnais y su excelente Hiroshima mon amour (1958), en la que el documental y la ficción se fusionaban en un guión escrito por Marguerite Duras (India Song, 1975), también parte del movimiento; Alain Robbe-Grillet (L’immortelle, 1963), André Delvaux (El hombre del cráneo rasurado, 1965) o Chris Marker con La jetée (1962), en la que «se habla del después de una hipotética tercera guerra mundial donde, por efecto de la radiación, todos los seres vivos han desaparecido de la faz terrestre; y así, si los planos son meras fotografías y, por tanto, carecen de movimiento, es porque la vida ha sido prácticamente erradicada del futuro». (Usón Forniés, 2020, p. 238).
En definitiva, Nouvelle Vague. La ola que no cesa presenta una cronología completa sobre la propia Ola, indicando información detallada sobre cada uno de los directores y obras cinematográficas, y explicando el por qué sigue presente en nuestros días, convirtiéndose en un libro recomendable para cualquier interesado en la Historia del Cine.
Título: Nouvelle Vague. La ola que no cesa Autor: Fernando Usón Forniés Editorial: Desfiladero Ediciones Nº de páginas: 335
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