En 2020 nuestro colaborador en la sección de cine Fernando Usón Forniés editó dos libros, Nouvelle Vague. La ola que no cesa y Fritz Lang. La telaraña del destino, este último libro es un homenaje al director coincidiendo con el centenario de su primera película.
Fritz Lang. La telaraña del destino es un examen y una disección de la obra del director alemán, de todo su trabajo en su país natal y en Estados Unidos, donde el autor del libro, Fernando Usón Forniés, busca las similitudes, las comparaciones, los detalles de cada época, de cómo iba variando con el tiempo, cómo le influía cada época y cada situación a la hora de escribir y dirigir. El director de Metrópolis, obra de ciencia ficción, tiene muchos títulos más a sus espaldas que no se deben obviar, y Fritz Lang. La telaraña del destino habla mucho de ello, y es para ello, buscar en cada trabajo los matices que el director iba insertando en su obra.
Fritz Lang. La telaraña del destino es un homenaje a la obra del director coincidiendo con el centenario de su primera película. ¿No fue posible sacar el libro en 2019?
Aunque era la intención, no fue posible. En un principio, el lanzamiento estaba previsto para finales de ese año, pero la editorial con la que tenía apalabrado el proyecto quebró. Por fortuna, Providence se entusiasmó con él, y el libro encontró su vía de escape; afortunadamente, en realidad, ya que Providence me ha dado libertad absoluta para sacar el libro que yo quería, de lo que estoy sumamente agradecido.
En tu forma narrativa hablas en plural, pones al lector como espectador y te diriges directamente a él, sin quitar un ápice de tu autenticidad como comentarista: ¿lo plasmas como una colaboración, o como que tu pensamiento puede no ser solo el tuyo?
Digamos que en mis libros y otras publicaciones me gusta usar el plural mayestático (como el Papa, ja, ja, ja, ja), simplemente porque tiene una apariencia más académica y científica y, por tanto, da más la impresión, tal vez, de que lo expuesto está razonado y no son meras apreciaciones subjetivas, sin más; como creo, de hecho, que es el caso de mi estudio (por más que, evidentemente, siempre exista un sesgo subjetivo). En cuanto a esa interpelación que hago al espectador dirigiéndome a él en segunda persona, no es nada nuevo en la literatura, ni de lejos, pero en este libro me gustó utilizarla, ya que es una trasposición de una técnica que usó el propio Lang en M y Encubridora; es decir, era una forma de adaptar el estilo del libro al tema. Y, como en el caso de Lang, está reservado para el principio y el final.
Dices que el libro no pretende ser exhaustivo, pero al final uno ve que los pequeños detalles que das si nos lleva a ello. ¿Podrías haber sido mucho más minucioso y concreto? ¿Y en qué hubiera virado el libro y su narrativa?
Bueno, creo recordar que no era exactamente eso lo que escribí, sino que la presentación de algunas imágenes características de Lang en la introducción no iba a ser exhaustiva porque otras se irían incorporando en los siguientes capítulos. Sea como sea, Lang tiene unas cuantas películas tan sumamente ricas y complejas que cada una de ellas podría dar lugar, ella sola, a una monografía; y, evidentemente, es materialmente imposible dar cuenta de todos los detalles de una película en un libro, aunque sólo sea porque, para empezar, deberíamos reproducir todos los planos, y aun los momentos de cada toma donde el cuadro variara significativamente. Dicho esto, sí he intentado dar una aproximación lo más exhaustiva posible para cada película importante (que son muchísimas: Lang es mucho Lang) centrándome en los detalles visuales que a mí me parecen más significativos para su discurso. Subrayo lo de visuales, ya que con demasiada frecuencia la literatura sobre cine es eso, literatura (buena o mala, ya es otra cuestión): muchos libros se centran en exclusiva en los guiones. Pero, como indica su nombre, un guion es una guía, no la película. El cine es fundamentalmente imágenes y sonidos, y este estudio se centra, por tanto, en los rasgos más puramente formales de la obra de Lang.
¿Para hablar de Fritz Lang qué es más complicado, hablar de su forma o de su fondo?
Para mí los dos conceptos son indesligables: la forma es la que crea el fondo, aunque yo prefiero hablar del discurso (que no mensaje); y, si no es así, se trata de mal cine. Por responder a tu pregunta concreta y, si nos basamos en la bibliografía previa sobre Lang (o cualquier otro director o movimiento), está más claro que el agua que resulta mucho más fácil hablar (o perorar) sobre el fondo que sobre la forma. Y es que muchos críticos de cine, demasiados, tienen una mente literaria, no visual.
¿Por qué eliges primero hablar en general y luego de cada época y no viceversa?
Me parecía más interesante comenzar con una perspectiva general sobre el cine de Fritz Lang. Empezar a saco con las primeras películas, continuar con las siguientes, etc., etc., y dejar las conclusiones generales para el final tiene sentido para un trabajo académico de tipo artículo o tesis doctoral, pero este es un libro que está dirigido a cualquier tipo de lector.
Buscas más las conexiones que el orden de creación de sus películas al principio, luego, a medida que avanzas, sí que hay orden cronológico. ¿Se analiza mejor la carrera del autor en comparativa o en evolución?
El primer capítulo de Fritz Lang. La telaraña del destino se centra, en efecto, en las constantes del cine del autor, ya que me interesaba resaltarlas porque aparecen a lo largo de toda su obra. Yo creo que lo ideal es precisamente conjugar los dos enfoques, el comparativo y el evolutivo, porque es evidente que los grandes artistas progresan con el tiempo, habitualmente para bien, pero al mismo tiempo tienen toda una serie de temas y de recursos formales característicos que se repiten de continuo y también van mutando en su desarrollo. Una matización sobre la disposición de los capítulos: el orden no es estrictamente, sino aproximadamente cronológico, porque he unido películas que, aunque rodadas más o menos en la misma época, presentan aspectos en común. Así, por ejemplo, Los crímenes del doctor Mabuse, la última película de Lang, aparece no al final, sino en el antepenúltimo capítulo, porque creo que tiene más en común con sus películas de cine negro que con la también tardío-alemana El tigre de Esnapur, que es la película que precisamente cierra el libro, dentro del capítulo dedicado a su cine de aventuras.
Hay una obra, Las tres luces, que tiene su parte en un capítulo como todos films, pero además es una obra a la que te refieres mucho. ¿Crees que fue su punto de partida para abrirse a otros campos y expresiones cinematográficas o géneros, o cuál es la razón de que Las tres luces la nombres tanto?
Las tres luces, no me parece, a pesar de su mítica, una obra maestra. Pero es indiscutiblemente una película importantísima para la historia del cine, amén de la piedra angular de la filmografía de Lang: la mayoría de sus temas más importantes y muchas de sus formas surgen en ella. Debo añadir que muchos grandes directores apenas posteriores, como Buñuel o Hitchcock, confesaron haber descubierto su vocación por el cine gracias a este film.
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribir el libro y cuántas revisiones de sus películas has tenido que hacer, ya que el libro está lleno de comparaciones de búsqueda de hilos entre cada una de ellas?
Comienzo con lo de las revisiones: cuando comencé a escribir el libro, ya había visto todas las películas de Lang más de una vez; algunas incluso, como La mujer del cuadro o Los sobornados (no por nada, dos obras maestras), en torno a la decena de veces, la verdad es que ya he perdido la cuenta, puede que incluso sean más. Creo que para escribir honestamente sobre un tema hay que conocerlo a fondo. Luego, en cuanto al tiempo de trabajo, como quiera que Fritz Lang. La telaraña del destino, guste o no guste, convenza o no, está elaborado a conciencia, al igual que los otros libros que he escrito, su redacción me ha ocupado en torno a un año: soy incapaz de escribir un libro en un par de meses, creo que, en un lapso tan breve, se pierde esa posibilidad de reflexión, de volver a capítulos anteriores o presagiar los siguientes, de pulir y relacionar mejor todas las partes del texto, de corregir incluso; el tiempo aporta una perspectiva más amplia. Eso, en cuanto a la escritura. Finalmente, la maquetación ha sido casi igual de laboriosa: como quiera que la interacción entre texto e imágenes es fundamental en el libro, ha sido necesario casi otro año más para colocar los fotogramas en el sitio adecuado para que el lector no necesite ir diez páginas más allá para comprobar con el fotograma lo que asevera el texto, incluso para que deba voltear la página el menor número de veces posible. Es un poco aplicar la lección de Lang y de otros muchos grandes directores: hay que pensar en el receptor de tu obra para que este la disfrute y la comprenda lo mejor posible. Siempre tengo en mente, tal vez por mi pasado de director amateur, que el espectador, el lector son nuestros interlocutores.
¿Cómo se eligen los fotogramas? Porque es otro de los puntales del libro.
Los fotogramas se han elegido no porque sean más bonitos, sino por el significado que acarrean, bien solos, bien (casi siempre) en relación con otros del mismo film. Hay, de hecho, algunas secuencias que están “reproducidas” enteras, con un fotograma por todos y cada uno de los planos de los que constan, porque es fundamental verlos todos para comprender el sentido y también la fuerza de estos fragmentos. Así sucede, por ejemplo, ya no solamente con algunas de las películas mejores y más célebres de Lang, como Das Testament des Doctor Mabuse, Furia o Deseos humanos, sino también con otras tan espléndidas y, sin embargo, tan injustamente menospreciadas como You and Me y Espíritu de conquista, que cuentan con sendas secuencias analizadas con sumo detalle en Fritz Lang. La telaraña del destino.
En el libro te decantas por la etapa americana de Fritz Lang.
Así es. Y eso que, a pesar de todo el vuelco que supusieron los Cahiers du cinema, con Chabrol, Rivette, Godard, etc. como paladines, en la valoración de la hasta entonces (los años cincuenta) subestimada etapa americana, en los últimos tiempos ha habido una corriente importante de críticos que han tendido a priorizar la etapa alemana. En mi opinión, eso es un error, a no ser que uno se mueva por la mítica “expresionista”, pues Lang, como Lubitsch y como Hitchcock, tan sólo se desarrolló plenamente cuando pisó suelo americano; es más, el Lang mudo, por muy atractivo que sea (que es), resulta bastante irregular y a algunos títulos se les pueden oponer serias pegas. Sin embargo, debo aclarar que a lo largo de los años yo he acabado matizando esta oposición, que ya no me parece tanto entre Europa y América como entre los títulos mudos y los sonoros, pues los dos primeros rodados por Lang con este procedimiento, esto es, M y Das Testament des Doctor Mabuse, ya muestran a un gran cineasta en posesión de todos sus recursos.
En el libro pones en duda también que Lang fuera un cineasta expresionista.
¡Él mismo lo negaba! Y Lotte Eisner, durante muchos años su analista oficial, ya puso los puntos sobre las íes en su libro La pantalla demoníaca: ni Lang, ni Murnau, ni Pabst, ni mucho menos Lubitsch fueron nunca expresionistas. Otra cuestión es que todos ellos, muy puntualmente (Lubitsch nunca), utilizaran recursos expresionistas. A intentar deshacer este testarudo malentendido dedico un capítulo del libro, de hecho.
Cada capítulo también tiene una foto/cartel, ¿cómo se elige una cuando estás hablando de varias?
Primero, en función de la relevancia de cada película o de que sea significativa del conjunto que se analiza en el capítulo; luego, teniendo en cuenta qué fotografías están libres de derechos; finalmente, una vez hechas las anteriores cribas, nos quedamos con la que resulta más atractiva en sí misma.
Una calidad inmejorable en el papel: ¿has querido destacar la calidad de la fotografía del director con la calidad en el libro del papel fotográfico? ¿Qué proyectos tienes para el futuro? ¿Cuáles son tus sueños? Son preguntas que podéis encontrar aquí ya que la entrevista se publicó haces unos días La estrategia del caracol.
“Fernando Usón Forniés es también autor de los libros Nouvelle Vague. La ola que no cesa y, en preparación, King Vidor. La conquista del espíritu (lanzamiento previsto en 2022), así como del blog de análisis cinematográfico Capricho cinéfilo“