Valle-Inclán, el marqués de Bradomín y la primavera
“Sonata de primavera” es un ejercicio delicioso de estilo literario, donde se añaden la pintura y las citas paisajísticas y geográficas, como un revolucionario intento de trastocar moldes viejos y dotar de un toque artístico al hecho en sí de la escritura. De hecho, si ponemos atención, observamos la importancia de elementos que, a priori, podrían pasar inadvertidos. Es el caso de las ventanas, componente que participa en el escenario y en la acción, destacando el claroscuro de los arcos como fondo escénico. A veces, las utiliza como eslabón entre exterior e interior, entre lo accesible y lo inaccesible. Tristemente, también una de ellas marca el trágico final.