Cierra los ojos. Ponte en una posición cómoda. Tumbado, tumbada en el suelo o bien sentado, sentada con las manos apoyadas en tus muslos.
Me duele la espalda. Qué bien que hable en femenino. Debería hacer más deporte. O ir al fisio. Tengo que pedirle el número de su osteópata a Elena. Habla maravillas de él. Me lo apunto luego. A ver si no se me olvida.
Si estas sentado, si estás sentada, imagina un hilo de plata que tira desde tu espalda, pasando por tu cabeza, hacia el cielo. Mantén la postura. Inhala y exhala, relajando una parte de tu cuerpo a cada respiración.
Uf, el cuello. También me duele el cuello. Tengo un nudo en el estómago. Piensa en un río. Piensa que estás en la orilla de un río. El agua calma. ¿Qué habrá sido del pájaro muerto que me encontré ayer? Lo dejé allí tirado sin más. Debería haberlo recogido. ¿Qué se hace con un pájaro muerto? Todas las vidas importan, ¿no? O todas las vidas deberían importar. Las hormigas se estaban poniendo las botas. Quizá sea así. Ley de vida. ¿Por qué me afectó tanto ese pajarillo muerto? ¿Acaso me identifico con él? Sí, es eso. Yo podría ser ese pajarillo muerto. Yo soy él. Cuerpo vulnerable que puede espicharla en cualquier momento. El tiempo en que me creí eterna e inmortal ya pasó. La enfermedad te aleja de la juventud.
Nota como a cada respiración, a cada exhalación, tu cuerpo se va relajando cada vez un poco más.
¿De qué moriría el gorrión? No parecía joven. Tampoco hacía calor. ¿Qué enfermedades comunes tendrán los gorriones? Es triste verlo en el suelo. Ellos, que suelen estar en el cielo, resulta descorazonador ver sus cuerpos estampados. ¿Qué estará pasando en Gaza? Ni las noticias leo últimamente. Estoy en una burbuja en la que solo me importan las señales de mi cuerpo. Estar mala te vuelve egoísta. O egocéntrica. Qué más da. Hay gente que dice que esta enfermedad te ilumina. ¡Y una mierda!. Pasar por una experiencia traumática no te hace mejor persona. Solo te produce más miedo. Tampoco salimos mejores de la pandemia.
Si en algún momento notas que tu mente se va a pensamientos del pasado o del futuro, con amabilidad, déjalos ir y vuelve al presente. Vuelve a centrarte en la respiración.
Inhalo. Relaja la barriga. El nudo en el estómago no se me va. Piensa en el mar. El año que viene tenemos que reservar el apartamento en la playa con más antelación. Tengo que sacar el tupper, que no se me olvide. Y luego ir a la farmacia. Los probióticos ya se me están acabando. Noelia dice que no se pueden tomar mucho tiempo. Dos meses no es mucho tiempo, supongo. Me quedaría todo el día en la cama.
Ahora, cada vez que inhales vas a contar dos y cada vez que exhales vas a contar uno. Inspiro, dos. Expiro, uno.
Ayer no fregué los platos. Qué ganas de que acabe el año. Que pase el dolor. Que pasen ya los efectos secundarios de la radioterapia. El miedo no se irá tan pronto. Pero que se diluya un poco. Que deje de hacer tanto ruido, que me va a dejar sorda. Que, si se tiene que quedar, se quede agazapado y pequeñito. ¿Es mañana o pasado el día contra el cáncer de mama?. No tengo ganas de leer sobre el tema en las redes sociales. Ojalá pudiera dormirme y despertar en dos mil veinticuatro. Proyecta, proyecta lo que quieres que pase. Ahora. Céntrate en el ahora. Solo existe el presente. Eres tu respiración. Inhala. Cuenta dos. Exhala. Cuenta uno. Dos. Uno. Dos. Uno. Supongo que empezar a contar desde el dos es para que no parezca una marcha militar. Uno. Dos. Uno. Dos.
Cuando estés preparado, preparada, mueve un poco tus manos, tus piernas. Abre los ojos. Desperézate. Espero que hayas conectado con tu interior. Que tengas muy buen día.