Se puso delante de la foto, una que un día significó algo para él. Ahora con el paso del tiempo no sabía cual era su posición, cual fue su intención el día que su dedo disparó la cámara y salto su antiguo flash, aunque fuera de día. Sabía el día exacto que la hizo, pero no con quien estaba ni el lugar, y quería esforzarse por recordar. Era evidente que su vista cada día estaba más cansada y cuando la forzaba demasiado sus ojos se llenaban de agua, como la que había en la foto e incluso borrosa, movida por el efecto óptico, y lo dejaba. Era mejor no forzar la maquinaria, y pensaba: mañana será otro día.
Al día siguiente después de su rutina. aseo, desayuno, compra del pan y del periódico, subía a su casa y leía la prensa y volvía a coger sus fotos y como cada día se paraba en la misma. Para volver a recordar que día exacto la hizo y como disparó su cámara pero poco más.
Pasados los meses tras lo cotidiano de todos los días, excepto ya no bajar a comprar el periódico, volvió a coger su montón de fotos en esa caja metálica con el dibujo de una muñeca, oxidada por el paso del tiempo. Se paró en la misma foto una milésima de segundo y al verla pasó a la siguiente.