Los afectos y el océano
En 2016 Angelina dijo: «llevo dos años viviendo en esta ciudad, he tejido redes que se convertirán en fuegos diminutos. Si regreso no será por mucho tiempo. Es un dolor muy particular el que provoca saber que parte de lo que soy se queda aquí»
El mapa de los vínculos es grande y pequeñito
Se dibuja en nosotras el territorio. A veces cicatriz. A veces desparpajo. El mapa de los afectos va dejando nuestra piel llena de hilos que van de un lado a otro del cuerpo, fijados con chinchetas. Yo también estuve allí.
III
Echo de menos a mi amiga María Laura. Aunque cuando la conocí, y el tiempo que vivimos juntas, yo no era yo, ni ella es la misma ahora. Odio las despedidas, así que lo hago como quien no quiere la cosa. Echo de menos a María Laura, la última vez que nos vimos fuimos magas e ingenieras. Conseguimos sobrepasar más de 15 kilos lo permitido en el control de maletas de Barajas. Libros, mochilas, comida envasada al vacío.… Echo de menos decirle “aunque parezca que no haga nada, estoy dejando al pensamiento que piense, como la Hanna Arendt”, y que ella, entre risas, lo entendiera. Extraño su seguridad de «intelectual», y que me enseñara a no temerla, como quien enseña a una criatura a saltar en la orilla, así de simple, así de fácil. Ese territorio también es nuestro vínculo.
IV
Soy torpe en los reencuentros, cuando te veo de nuevo aunque hayan pasado tres años te abrazo abrumada. Puedo hablar tan rápido que la velocidad de la palabra hace que un minuto parezcan dos días de cotidianeidad. Ese es mi poder.
Pequeña Mallorca
En algunos lugares he tenido voluntad agraria y he dejado con más o menos esfuerzo algunas semillitas. En otros sitios he pasado desapercibida. No pasa nada. En la última vida, nadie quería estar ahí, nos acompañábamos como quien sigue a una manada de animales desquiciados. Nuestras quedadas eran excesivas, el vínculo del atropello. El desahogo.
VI
Siempre tuve miedo a quedarme lejos, acostumbrarme y no querer volver. Aunque volver fuera una idea sin territorio. La posibilidad de quedarme en tierra de nadie me asusta. Permanecer es uno de mis privilegios, por ahora.
Lo que dijo Wislawa Szymborska
Le fascina el espacio, pero realmente se ha movido muy poco. No sé si es por mi signo zodiacal —cáncer—, pero no me gusta viajar. Nací un día después (y muchos años después) que Proust, que escribió doscientas páginas para decir cómo se preparaba para ir a la playa. No me gusta viajar, pero me gusta volver.
…
Planifico en secreto una gran fiesta. Un encuentro alegre donde extender sobre la mesa compartida nuestros mapas, nuestros nuevos refugios, donde seguir agrandando el telar del vínculo, para sentirnos menos en soledad, para darle sentido a este estar. Me repito por dentro que así sea, que no tarde.