Las ciudades son seres vivos, curiosos seres vivos que nacen, crecen, se reproducen y, a veces, mueren. Lo de morir no está del todo claro, o, bueno, quizás sí. Está claro. Mueren. Mueren y, generalmente, para siempre. Morir nunca es sano, está feo, no está bien, pero a veces ocurre y ahí se queda. Normalmente la razón por la que las ciudades mueren es porque no son felices. Que una persona muera de infelicidad, es algo realmente triste, pero que una ciudad muera de infelicidad, es algo proporcionalmente triste al número de personas que confiaron su vida a ella.
Me he liado. Quería escribir sobre la felicidad de las ciudades, y he acabado hablando sobre su muerte. Evitemos la muerte de las ciudades. Promovamos la vida de las ciudades. Esta semana he descubierto un proyecto que he pensado que haría feliz a cualquier ciudad, y lo que es más importante, a todas las personas que la habitaran.
Este proyecto se llama ‘Before I die’, y no es más que lo que las imágenes que acompañan a estos párrafos confusos que hoy escribo, cuentan. Grandes superficies de paredes en desuso sobre las que los viandantes expresan sus deseos más improbables y profundos para realizar antes de morir. Tiene una gran carga emocional este proyecto, podría ser un diario comunitario de los sentimientos más intensos de cada uno. Os propongo que veáis este vídeo al completo, en el que la creativa Candy Chang explica el origen y significado global de ‘Before I die’. Es realmente emocionante descubrir cómo un proyecto tan universal, tiene origen en una experiencia tan pura y personal.
Me gusta adentrarme en lo literal del nombre del proyecto; antes de morir. Es tan directo y duro como asumir nuestro viaje y dotarlo de la carga real y del valor que tiene. Yo lo tengo claro, espero que antes de marcharme, dentro de mucho tiempo, pueda mirar atrás y decirme entre risotadas cosas como; ‘que guapo ha estado‘, ‘espero que hayas estado orgullosa de mi‘, ‘olé, olé, olé‘, ‘eso es vivir y lo demás es quemar oxígeno‘, ‘volvería a hacerlo a su lado‘, …
[…] 1. Before I die… Ciudades felices. […]