La masculinidad femenina en general y de las deportistas en particular tiene una connotación negativa porque es transgresora. Un cuerpo musculado se aleja de lo bello, del canon de belleza aceptado para la mujer (femenina), las deportistas con su vigor y corporalidad saltan los límites que el género impone. El deporte es un contenedor de divergencias y normatividad, es en ese espacio donde la representación de los cuerpos puede entenderse de una forma muy diversa a pesar del control que se llega a ejercer sobre estos. Si el género es una performance, las mujeres también pueden encarnar sus cuerpos hacia la masculinidad.
La masculinidad femenina de las deportistas supone un desafío por tres razones: primero porque rompe con las expectativas de género, segundo porque intimida con una nueva corporalidad que puede suponer una amenaza para los hombres (tanto a nivel físico como a nivel de rendimiento) y tercero porque se asocia al lesbianismo.
Ana Pastor Pascual. #Chandaleras masculinidad femenina vs. feminidad obligatoria en el deporte