Estaba esperando una ocasión en la que el Real Madrid y el Barça estuvieran de nuevo de actualidad al jugar un «clásico» de nuevo, para actualizar comentando dos enlaces. El primero es un artículo de Xavier Sala i Martin (el hombre de las americanas de colores), sobre los árbitros cuyo segundo párrafo dice así:
«Mourinho actúa así para influenciar a los árbitros: si pones presión al colegiado acusándole de antemano de favorecer al Barça y sugiriendo que cualquier tarjeta roja que se le enseñe al equipo blanco será catalogada de injusticia o casi inmoralidad, eso te permite jugar con una agresividad al borde del reglamento. Esa es una posibilidad teórica pero, para que Mourinho pueda poner presión sobre los árbitros, éstos tienen que ser “presionables”. La pregunta es: ¿lo son? Es decir, ¿son susceptibles los árbitros de favorecer a un equipo determinado si existe presión social para ello?»
Ante estas preguntas lo que sorprende es que existen estudios al respecto para contestarlas (aunque más sorprendente son algunos cursos de universidades). Continuando con lo escrito por Xavier Sala i Martin, él expone que este tipo de «presión social» fue estudiada en 2002 por psicólogos haciendo un experimento. Enseñaron vídeos de faltas y penaltis hechos contra equipos locales de equipos de la Premier, diviendo en dos grupos a los colegiados. A uno de los grupos se les mostró los vídeos con el «ruido» ambiental del partido y al otro grupo sin sonido. Los que visionaron los vídeos con sonido decían que era falta a favor en un 15’5% veces más que el otro grupo de colegiados.
También nos habla acerca de un estudio sobre este tema, de Garicano y Prendergast, que se realizó para analizar el favoritismo arbitral valiéndose del tiempo de descuento. Concluyeron que «el árbitro añade, en promedio, casi cuatro minutos cuando el equipo de casa pierde por un sólo un gol mientras que sólo añade uno si gana por un gol».
Finalmente, nos comenta un último estudio parecido al anterior, realizado en Alemania por el profesor Thomas Domen, quién llegó a la misma conclusión que Garicano y sus colegas pero, añadiendo la diferencia entre estadios normales y estadios olímpicos. Concluyó que los estadios olímpicos, al tener una pista de atletismo que separa el campo de las gradas, los árbitros añadían menos minutos cuando el equipo local pierde de un gol y añaden más cuando ganan de uno dejando claro que, los árbitros sucumben a la «presión social».
Ahora el segundo tema, nombrado en el título, las canteras. La siguiente tabla la he sacado de Politikon, al igual que la conclusión que le sigue, conformando en parte una entrada realizada por Kiko Llaneras. Mirad:
Su conclusión es: