Un grupo de científicos españoles se encuentran en las islas Svalbard, el conocido archipiélago noruego por sus minas, sus osos polares y el depósito de semillas más importante del mundo, estudiando las peculiaridades de la limitada vegetación que crece por aquellas desoladas tierras.
Como ellos varias docenas de grupos de científicos, repartidos en las regiones donde se dan las condiciones más extremas de todo el planeta, intentan averiguar qué secretos esconden las diferentes especies de plantas que les permite sobrevivir en las mismas.
El objetivo no es otro que lograr traspasar esas virtudes, mediante la ingeniería genética, a los cultivos de otras zonas del planeta, hasta ahora más templadas, donde cada vez se les hace más difícil la supervivencia como consecuencia de las alteraciones del clima.
Como por ejemplo en el caso de España donde debido a la persistencia de las sequías y al continuo ascenso de las temperaturas se hace cada vez más difícil el mantenimiento de los cultivos tradicionales.
Sin duda aquellas personas que consigan dar con la respuesta y logren que las especies de plantas con más necesidad de agua puedan ser modificadas sin mayores consecuencias para adaptarse a las nuevas circunstancias, tendrán que ser reconocidas como uno de los Premios Nobel con mayor trascendencia de la historia de la humanidad.
Política y Mercado
Sin el menor género de dudas el cambio de las condiciones climáticas que se están manifestando con rotundidad en el planeta, con la intervención de la raza humana desde el arranque de las revoluciones industriales en el s. XIX, es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad.
Hoy, salvo una testadura y ruidosa minoría, nadie pone en duda que la proliferación de fenómenos atmosféricos cada vez más anómalos, intensos y extremos a lo largo y ancho del planeta desde que existen registros conocidos son en buena parte resultado de la acción de la mano del hombre que ha causado mella en todos los ecosistemas dando lugar a una crisis medioambiental sin precedentes y de consecuencias devastadoras para la vida en la Tierra.
Otra secuela, el concepto de «refugiado climático» que se ha añadido a todo ese flujo de millones de personas que en forma de corrientes migratorias huyen de regiones devastadas por la acción del clima hacia otras de carácter más templado.
También, entre otras numerosas derivadas, es el caso de los países del sur de Europa en los que el turismo de sol y playa representa un baluarte para su economía que se va a ir resintiendo de manera inevitable ante las cada vez más reiterativas y persistentes olas de calor extremo que van a representar un freno en la llegada de turistas.
Sin embargo y a pesar de las numerosas pruebas y evidencias aportadas por la comunidad científica, las advertencias de la ONU y tratados como los Protocolos de Kioto de 1997 o los Acuerdos de París de 2015 por el que tanto países desarrollados como en vía de desarrollo se comprometían a una serie de medidas para reducir los devastadores efectos de las actividades humanas sobre la naturaleza, los intereses de ese ente abstracto llamado Mercado cuya principal razón de ser es la acumulación de poder y dinero siguen prevaleciendo sobre la salud del planeta.
De hecho en España, donde se han celebrado tres comicios electorales -autonómicas, locales y generales-, en apenas 30 días, este problema apenas si ha formado parte de la campaña de los partidos salvo de manera más loable en el caso de Sumar o en el caso de Vox con su negacionismo habitual, mientras los dos grandes contendientes, PP y PSOE, apenas si han pasado de puntillas por el asunto.
Valga redundar en el caso de Vox, un partido ultra conservador que forma parte del Gobierno de varias CC.AA. y numerosos Ayuntamientos que además de poner de vuelta y media la Agenda 2030 de la Unión Europea y con ella sus Objetivos de Desarrollo Sostenible del mismo modo que sus homólogos en otros países de la Unión al abrigo de variopintas teorías conspirativas, en el caso de España ha realizado propuestas tan disparatadas como desbaratar el llamado Ciclo del Agua al considerar un derroche el agua que, en sus propias palabras, «tiran los ríos al mar». Algo que provocaría un desastre medioambiental de consecuencias catastróficas para la humanidad.
En definitiva, si los países en su conjunto pero especialmente los más desarrollados no toman de una vez una postura decidida para hacer frente al Cambio Climático y otras medidas contundentes sobre las devastadores acciones de los seres humanos sobre la naturaleza, ante las enormes y continuas catástrofes que se vienen produciendo con unos extraordinarios costes tanto en vidas como en efectos materiales, nuestro futuro y el de nuestros hijos quedará condenado para siempre.
Y eso es algo que, sencillamente, no puede esperar porque está sucediendo ¡YA!