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Estos y otros escritos llegan de manera anónima a la redacción de La Madeja. Su lengua original es el italiano y están fechados entre marzo y octubre de 1977. No sabemos en qué lugar fueron elaborados ni cuál fue su destino o propósito. No tenemos conocimiento de si nacen en el seno de alguna iniciativa feminista concreta o si, por el contrario, son una de las apuestas de trabajo que desde los movimientos feministas autónomos tuvieron lugar en países como Italia, donde un tema central fue la petición de salario para las «amas de casa». Creemos que los papeles que nos llegan pertenecen, bien a una serie de panfletos que se repartieron a modo de pasquines en las marchas feministas de esos años, bien a algún tipo de documento interno con vocación oral. Ha sido para nosotras un asombro y una alegría encontrarnos con este material que entendemos, de alguna forma, actual. Debido a restricciones de espacio nos hemos visto obligadas a hacer una selección del conjunto (en total 9 páginas), de aquello que nos parecía menos repetitivo en tanto matizaba o ampliaba el argumento central, a saber, la llamada huelga de cuidados. La traducción ha estado a cargo de Anita García, a la cual agradecemos desde aquí su tan
generosa ayuda.
Nos parecía interesante ver cómo dentro de las luchas feministas autónomas del estado español, la huelga de cuidados ha sido un tema recurrente, una reivindicación que ha ocupado los primeros planos de las huelgas generales en los últimos años, así como del debate y de la producción intelectual. Especialmente desde el comienzo de la crisis, mujeres del movimiento feminista hemos salido a las calles ataviadas con la ropa de faena del hogar (mandiles, herramientas de cocina…); aun sabiendo. que dentro de la lógica del capital, no teníamos derecho a huelga al no participar del sistema económico de cotizaciones. Así, se ha invitado a las mujeres a hacer del espacio doméstico territorio en huelga.
Con lemas como «sí a la reforma general del sistema, delantales a la calle» o «hago huelga pero no computo» se pone en evidencia la invisibilización del trabajo doméstico; por otro lado, se señala la perversión de un sistema económico falaz que se sostiene, en gran medida, por la gratuidad de ese trabajo. Así que, junto a las compañeras que hace algunas décadas ya intentaban cambiar este panorama, nos unimos a la arenga y decimos: «Ha llegado el momento de dejar de alimentar la maquinaria que sostiene esta forma de vida, que legitima el odio y el sexismo, la desigualdad y la jerarquía». Huelga de cuidados.
Texto publicado en el nº 6 de la publicación periódica feminista La Madeja en su monográfico: Cuidados.