Así que es mejor hablar
recordando
que nunca se esperó que sobrevivéramos
Audre Lorde-Letanía para la supervivencia
Estoy cansada de mujeres rebajadas a la mitad de nuestra altura
para sacar la veta esencial a la luz,
cansada del desperdicio de lo que ponemos
a tan alto precio, con tal entusiasmo, a la vista
(pues ¿qué será de aquello que la minera sondea
y talla dolorida del cuerpo en la montaña?)
Adrienne Rich – Recursos naturales
Querida bell,
Me cuenta D. que hoy te has ido, lo acaba de leer en twitter. Me sale llorar porque no sé cómo imaginar que ya no estás aquí. Que a partir de ahora es pretérito el tiempo.
Aunque no nos conocemos, de leerte tanto, he pasado a integrarte en mi imaginario cotidiano. Tus libros forman parte del paisaje de casa, a veces tiendo a ordenarlos cronológicamente, pero con el tiempo, vuelven al caos. Te tengo especialmente presente en clase, cuando no sé cómo actuar, pienso ¿qué me diría bell hooks? Has sido una de esas autoras con las que más he crecido, me has enseñado a mirar desde coordenadas más complejas.
Qué joven te nos has ido bell, qué injusto esto de irse, nunca estamos preparadas para el naufragio. ¿Sabes?, cuando empecé a leerte imaginaba ir a visitarte. Ir al bell hooks institute, tomarnos un café y entrevistarte. Me entristece pensar que eso ya no ocurrirá. Así que escribo estas líneas como forma de dolor compartido, de catarsis feminista. Seguro que te parecería bien, tu escritura en cierta forma nos invita a hacerlo, nos has enseñado a poner en valor algo que toda la tradición filosófica occidental había menospreciado: las experiencias encarnadas como acicate de la teoría y la práctica. Además dinamitaste la idea de que eso de pensar cosas importantes pertenece a un mundo de pensadoras al que no accedemos, que los conceptos son complicados, que la teoría feminista se construye desde lenguajes que pertenecen a las académicas, que el feminismo se ocupa de elementos lejanos cuando más bien es todo lo contrario.
Tú ajustaste la lente, realizaste un giro pragmático que nos invita a mirar en las historias personales para ver qué queda en ellas de los sistemas de opresión. Qué hay en ellas de racismo, sexismo y clasismo. Me fascina cómo difuminas las conexiones entre teoría y práctica para convertirlas en una simbiosis destinada a la acción. Y eso le ha dado sentido a nuestro caminar feminista, que es algo que no cesa, que siempre está en cambio, en constante revisión porque aquí, nadie tiene respuestas. Solo la certeza de que el gran enemigo, ese que tú llamaste capitalismo supremacista blanco nos atraviesa de muchas y diferentes formas.
Me gustaría contarte que la primera vez que leí el feminismo es para todo el mundo (2017) me pinté los labios y le di un besazo a la primera página. Cuando lo leímos en el club de lectura I. también lo hizo y me pareció un gesto precioso. Un instante detenido en el tiempo. Besos a cambio de lo mucho que tus ideas nos habían cuidado, ayudado a pensar el feminismo, a mirarnos dentro y mirar fuera de otra forma. Creo que esa conexión contigo comenzó ahí. Porque a lo largo de ese libro aprendí a no estar enfadada por todo. A ver con más complejidad el asunto, a entender lo que significaba la palabra interseccionalidad de una forma práctica y clara. A través de tus ideas, ejemplos y escritura, es fácil ver qué bello es el germen del pensamiento crítico, la desobediencia y el compromiso. Me enfada cuando dicen que escribes sencillo, y nunca deja de resonar a reproche, no hay nada más complejo que explicar conceptos de forma comprensible. ¿Acaso no reside ahí parte del gran esfuerzo de tu teoría? Tus cuentos infantiles son buena prueba de ello. Todo se puede explicar, pero hay que tener voluntad de hacerse entender. Esa es otra de tus grandezas mayúsculas.
Querida bell, gracias por las palabras, las historias, por hacer de nuestras narrativas personales también una potencial genealogía feminista. En tu trabajo se entremezcla lo personal con lo filosófico y político. En Bone Black: Memories of Girlhood (1996) contabas cómo te sentías cuando se te secaban las plantas y veías cómo tu bisabuela Saru cuidaba las suya. Ella lo hacía todo con sus manos, te decía que no había nada mejor que ser capaz de hacer las cosas por ti misma, saber hacer cosas. Ese aprendizaje recorre una historia compartida, desde secar pimientos, a cantar, pasando por hacer ganchillo.
Tu voz es una mirada al mundo más justa, más amable y que busca reparación. No basta con señalar el problema, también nos tenemos que tomar en serio qué hacer después. Cómo arreglar los destrozos (no sé si arreglar es la palabra). Pero cómo encontrarla exactamente.
Como buena activista también te agotaste de las dinámicas de la pataleta, del enfado que bloquea, por eso tus ideas generan un plan de fuga que comprende la situación, la ordena y devuelve otra mirada. Tu voz es una joya hooks, esa combinación tuya de afecto, rebeldía y ternura. Una vulnerabilidad poderosa que utiliza la palabra escrita desde la convicción de que el feminismo es un horizonte, que está en todo lo que hacemos y sobre todo, en cómo lo hacemos. Que nos anima a tomar cartas en el asunto, a alejarnos del feminismo como institución creado por mujeres blancas para defender sus privilegios. Tus reflexiones evidencian la complejidad de lo que podría ser el feminismo entendido en su sentido más amplio; más revolucionario. Un movimiento que querías que se comprendiera como la lucha por la erradicación del sexismo, pero también del racismo y el clasismo.
Me da miedo querida bell, que ahora que ya no estás te conviertas en otra cosa. En un totem feminista que se lee desde la admiración y no desde la crítica. Ojalá te leamos con el espíritu crítico y con el afán de seguir discutiendo tus ideas, creo que eso sería lo que tal vez te hubiera gustado. Decías que el feminismo era el único movimiento social en el que la discusión dialéctica lo fortalecía y enriquecía de forma radical. Ojalá supiéramos discutir ideas como tú lo hacías. Eso implicaría hacerlo desde el amor, que como sostenías tenía que ser una combinación de cuidado, compromiso, conocimiento, responsabilidad, respeto y confianza. Ojalá tener esto siempre presente.
Voy a irme despidiendo ya bell, quería también contarte que estos días en muchos rincones del mundo te rinden homenaje y que las redes sociales se han llenado de textos tuyos y mensajes de cariño. Qué bonito bell, ver que tanta gente te está leyendo, que estás presente en el caminar feminista de tantas personas, que tus palabras resuenan en más y más personas.
Eras una pensadora en mayúsculas, docente e investigadora generosa, una gran crítica cultural.
Gracias por tanto bell, gracias por tanto Gloria.