Quiero tener certezas, quiero saber, encontrar la respuesta. Quiero que este deseo sea sólo mío, mío, mío, que no dependa de nadie. Pero si no lo quiero hacer sola, ¿puede ser solamente mío? Le doy demasiadas vueltas pero lo necesito porque no sé cómo saber si sí o si no o si quizás me quede para siempre aquí, con la boca llena de preguntas, sin decidirme.
¿Cómo toma esta decisión la gente? Busco y rebusco, quiero más y más libros, quiero saber qué piensan, ¿cómo pueden tener claro que es un sí de verdad? ¿No les cuesta, no les da pavor? Me da terror que mi cuerpo cambie, la depresión posparto, mis hormonas que me desquician en la premenstrual, ¿qué harán en un embarazo?, ¿qué coño harán en un parto? Muchísimo miedo pero a la vez el cosquilleo, los nervios, la revoltura, la emoción al pensar cómo sería. ¿Y si no me gusta? ¿Y si no saca cosas buenas de mí? Y si lo hago fatal entonces qué, ¿cómo se arregla haber creado una persona? Me aterra, me aterra, me aterra.
¿Con quién hacerlo, cómo confiar en el compromiso de desplazarse a une misme del centro de atención de su propia vida? Porque ya no se es más la principal preocupación, la protagonista, el tiempo a solas, el necesito tiempo para mí, el ser unidad individual, silencio… En este verano de pausa y calma, con todo el tiempo a disposición, todas las horas, nada de esto permanecerá. Se desplazará necesariamente a otro plano, a otro lugar tal vez, no se puede saber cómo será pero sí que es un meteorito que todo lo cambia. Entonces, ¿cómo confiar en ser capaz de hacer esto y en que alguien quiera hacerlo conmigo?
Pienso en ti y en esa palpitación, en esa concentración de sangre en mis genitales cuando en aquel paseo hablamos de maternidad, de paternidad, de quién quiere, de si yo quiero y de repente ese pálpito, no como excitación si no como un impulso de mamífera. Lo cuento a mis amigas entre risas pero por dentro estoy aterrada. El deseo maternal me aterra.
Intento pensar en cómo sería. Podría tener un piso y tú una casa en algún pueblo que te guste y no esté lejos. Así tendríamos dos espacios para cuando nos agobiemos, dos espacios para hacer posible la no monogamia, dos espacios… El espacio, supongo, no es la solución a todo pero me parece un buen cambio de inicio.
Pero tener dos casas, ¿se puede?, ¿es realista?, ¿es sostenible? Porque habría que tener de todo por dos, no ya pagar dos alquileres o dos hipotecas, si no tener dos camas, dos sofás, mesas, sillas, estanterías, armarios, cazuelas, sartenes, vasos. No sé, suena a hacerlo al revés, ¿no? La gente se separa y entonces sí alquilan o compran otra casa pero, ¿alguien ha probado a hacerlo así desde el inicio? Transitar los dos espacios, compartirlos y estar a solas. Igual alguien descubre que funciona mejor.
Pienso en todo esto y en que te asustaré, saldrías corriendo si leyeras esto porque es que en realidad nos hemos visto tres veces dirás y tendrías razón, pero es que quiero verte y verte y pienso en hacer planes, en preguntarte cosas, en saber más y más de ti y es que te imagino, lo cierto es que sí, te imagino, nos imagino, qué fuerte, la verdad.
El deseo
El impulso
Una mamífera
(que le da demasiadas vueltas a todo)