Mejor tal vez sería no recordar de nuevo los días que pasaron como caricias crueles por tu piel y mis manos. Porque tal vez ya no te recuerde. Te confundo, te olvido, te ahogas en la memoria que te borra. Luz extinta de un verano que ya no baña tu cuerpo.
Se ha extinguido la luz que bañaba tu cuerpo a orillas del mar, a orillas de este lado de la vida, donde las olas rompen el silencio entre nosotros, donde aún contengo el aliento.
Tengo el mal de la sed. El anhelo del mendigo. El frío del invierno metido en los huesos. Padezco y no sé de qué, te conozco y ni si quiera puedo recordarte. De qué color era tu esmalte de uñas, cómo olían tus pañuelos, qué chaqueta usabas los domingos.
El tiempo es cruel.
El tiempo no te hace justicia.
Se empeña en borrarte, para poder vivir sin ti.
Ya solo queda una vieja fotografía, vieja como tú y como yo, como los años que he vivido a tu lado. Envejecidos. Como tu imagen en blanco y negro, en una vida a color.
Hace frío, y este lado de la orilla sabe a olvido y lejanía, a vida penitente:
¿Será que fuimos muy felices?
Miel en los labios, paso cansado y renglones torcidos.
Eres ausencia presente.
Referencias:
El verano. Eloy Sánchez-Rosillo (Murcia, 1948)