Dulceagrio es el título del deslumbrante debut de Stephanie Danler. Una historia de iniciación con protagonista fémina ambientada en el mundo culinario de Manhattan. En la restauración neoyorkina y la gastronomía internacional.
No es una historia de iniciación manida, ni prostituye la gastronomía. Danler ha tomado su propia experiencia para presentar un menú degustación completo sobre el despertar y las relaciones.
Pudiera parecer una historia mas. Un best seller sobre una joven que se muda a Nueva York a vivir su sueño y empieza trabajando de camarera. Inocencia, sexo, drogas, alcohol y otros estereotipos fáciles y trillados. Sin embargo, en Dulceagrio hablamos de alta gastroliteratura. Una novela sobre las relaciones, mucho más allá del sexo y la amistad. Concretamente entre dos mujeres. Y sobre la búsqueda de la familia fuera del entorno familiar.
Refleja, además, el cambio social donde el camarero ya no representa a la persona que ha fracasado en la consecución de sus ideas, sino que, por primera vez, vemos cómo comensal y camarero pueden pertenecer al mismo entorno sociocultural. O no. Pero convive la diversidad. No es desprestigio servir copas tras haber estudiado en una prestigiosa Universidad. Lo mismo que la disparidad entre comensales.
Desarrollar el paladar
La historia está situada en 2006. Tess, una veinteañera de provincia, llega a Nueva York con la intención de convertirse en escritora y consigue su primer trabajo como camarera suplente en un conocido restaurante de Manhattan. Allí conoce a Simone, una de las más veteranas camareras experta en vinos que se convertirá en su mentora. La relación de estas dos mujeres, que llegarán a formar una relación triangular con Jake, otro de los camareros del restaurante; es la raíz de la historia que quiere contarnos Stephanie Danler. La relación entre dos mujeres, no de amistad, ni de amor. Y la búsqueda de la familia, o esa necesidad de protección y pertenencia cuando te trasladas a la gran ciudad dejando atrás a tu familia y amigos.
Stephanie Danler refleja la necesidad o tendencia a recrear con los amigos y compañeros ese círculo de estabilidad del que se carece cuando uno se independiza y se muda de ciudad. La protagonista encuentra esa familia en el restaurante, con Simone como figura maternal y desarrollan una relación de la que Tess aprenderá una de las lecciones de su vida.
De esta protagonista son pocos los detalles que nos cuenta. Solamente que se trasladó a Nueva York con intención de ser escritora y que no tiene madre. Tampoco de los otros personajes. Cualquier otro autor hubiera relatado el pasado de éstos para dibujar sus perfiles y circunstancias, y el lector así lo imaginará necesario. Sin embargo, Danler ha sabido bocetar a sus personajes sin la necesidad de un pasado, solo con el desarrollo de las acciones. Y es ahí donde ha reflejado otra de las realidades de la iniciación en la gran ciudad: la ausencia de pasado y la falta de importancia de éste. A nadie le importa cómo te apellidas ni qué infancia tuviste.
La historia avanza con las descripciones de los hechos, del servicio en el restaurante, de la comida. Con la iniciación de Tess en la gastronomía, probando nuevos sabores, cada vez más intensos, la autora crea un paralelismo con la iniciación en la vida. «Se te formará un paladar», es la primera frase que abre el libro. Paladar gastronómico, paladar para la vida. Tess alcanza su mayoría de edad a través del paladar, cuando prueba las ostras; y eso es una metáfora de su salto a la vida adulta.
La pasión como fuente de inspiración
Cuando de un tiempo a esta parte, la gastronomía parece muy recurrente para la ficción, Dulceagrio desprende un entusiasmo y amor por la restauración maravilloso. Al mismo tiempo asombroso. Es ésta la parte autobiográfica de la historia de su autora. Y esa experiencia propia, el poso para transmitir esa pasión, con sinceridad.
Stephanie Danler ha trabajado como camarera desde joven. Al llegar a Nueva York, después de graduarse en la Universidad, comenzó a trabajar en el Union Square Café, frecuentado por élites artísticas e intelectuales, y muy similar al restaurante que se describe en la novela. Gestionó también una tienda de vinos ibéricos en Nueva York y ya con treinta años y dos restaurantes a su nombre se decidió a matricularse en un curso de escritura creativa del que salió con el manuscrito. Dulceagrio. Una historia sobre camareros de Nueva York, desarrollar el paladar y el paso a la edad adulta.
Título: Dulceagrio |
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