La sencillez de lo complicado: «El arpa de hierba», de Truman Capote
Hace tan sólo unos meses, escribí sobre Truman Capote y sus cuentos. Me fascinaron. Admito que quedé perpleja ante la sencillez en el planteamiento de sus textos, que no ha de confundirse con simpleza o vulgaridad; sino con la destreza de crear una narración a partir de hechos cotidianos, sin florituras, ni acontecimientos rimbombantes que […]
Cuentos completos de Truman Capote: la virtud de las formas breves
A principios de enero, alguien me regaló los “Cuentos completos” de Truman Capote, aquellos publicados entre 1943 y 1982; algunos, en revistas. Hacía tiempo que una serie de relatos reunidos no me suscitaba tanto interés. Quizás, su sencillez o, tal vez, su verosimilitud extraña y compleja, atrapan a un lector ávido de esas sensaciones que sólo remueven los personajes que nacen en un contexto concreto y que, si tratas de apartarlos de su origen, desaparecen o, en el peor de los casos, pierden su brillo. Truman Capote transforma su dura infancia y sus conflictos en píldoras de genialidad, eliminando sentimentalismos baratos y dosis de sucedáneos psicoanalíticos. ¿Quién dijo que un escritor no podía hablar de sí mismo en sus obras? Si lo hace como él, bienvenido sea.
Otra vuelta de tuerca al suspense
Todos nos hemos sentado, alguna vez, en corro o alrededor de una mesa a contar historias de fantasmas, sólo que éstas suelen repetirse en toda la geografía –con matices, eso sí-, como si un ejército bien entrenado de chicas demacradas y vestidas de blanco se hubieran dispersado para aparecer en curvas de carreteras estrechas, sin arcén, en noches oscuras. “Otra vuelta de tuerca” no es un relato más de aparecidos, pues su ambivalencia permite hacer una doble lectura. Esto es posible gracias a la voz narradora, que recae sobre la institutriz. El hecho de ser contado en primera persona, poco a poco, nos hace desconfiar de su testimonio ante la excepcionalidad de los acontecimientos. ¿Son sus dos pequeños discípulos las víctimas de fuerzas demoníacas, situadas en un limbo impreciso entre la vida y la muerte?, ¿es la institutriz quien percibe alucinaciones como parte de la realidad y pretende que el lector sea su aliado?, ¿puede el receptor estar seguro de algo cuando, capítulo tras capítulo, la situación se agrava?
Ojos azules: la mirada que condena
Morrison también abordó en esta novela aspectos de la condición de género; de la desventaja y la subordinación a las que hemos estado sometidas las mujeres por los siglos de los siglos, amén. Uno de los elementos más perniciosos y que persiste aún en la actualidad es el concepto de belleza femenina impuesto (que no siempre lo decide el sexo opuesto).
Lector voraz, de Robert Gottlieb. Una vida entre libros
Robert «Bob» Gottlieb llegó a la edición un poco por casualidad. En aquel momento, más por necesidad que vocación, por no verse empleado en Macy’s. De alguna manera, por seguir también la lógica de su formación —licenciado en literatura inglesa por Columbia— y por su voracidad lectora. Posiblemente, ni él mismo pensaba que se convertiría […]