Domesticando al Golem
Comentario a CHIANG, Ted: Exhalación. Sexto Piso, Madrid, 2020. «Oh, poderoso califa y líder de los fieles, me humillo ante el esplendor de tu presencia, un hombre no puede esperar mayor bendición mientras camine por este mundo. La historia que tengo que contar es verdaderamente extraña, y si hubiese de tatuarse en su totalidad en […]
Cine, diamantes y un inspector: notas sobre «La Pantera Rosa» (1963), una comedia de Blake Edwards
Fue el oklahomés Blake Edwards –que puede colocarse, sin temor, junto a personalidades de la talla de Capra, Preminger o Cukor, con su facilidad para el drama, el thriller o la comedia- uno de los más versátiles directores del siglo pasado, cuya variabilidad se erige como testimonio de su ilustre carrera como realizador de estudio […]
Vínculos y monstruos en «La tumba del Rey»
En cierto modo, la novela negra aún tiene que cargar con el estigma de ser considerada un género menor en la literatura, debido a antecedentes que la relegan a tramas lineales y a la extravagancia de teñir con sangre cada página; así como, a eruditos prejuiciosos, de pensamiento rígido y anacrónico. Ya en los años […]
El desván de la memoria en «El lento adiós de los tranvías, de Manuel Rico»
“Es necesario el uso de cadenas. Anís Las Cadenas”[1]RICO, Manuel. 2020. El lento adiós de los tranvías. Madrid: Ediciones Huso, p. 106 y un mapa de España rodeado por una larga fila de eslabones salpicaba con sarcasmo la frase de un anuncio de los años sesenta del siglo pasado. Esa era la situación de un […]
Retratos literarios: «Venus privada», Giorgio Scerbanenco
El lirismo del thriller sólo puede ser el lenguaje: Scerbanenco anhela narrar una historia mediante la queja, la avidez de contarlo todo, con pausa y, sin embargo, furia. Su rabia nos alcanza intacta, colmada, sin censura, porque el narrador está muy cerca de él. En ocasiones desconocemos quién habla, y es posible que esto lleve a creer que Scerbanenco es Lamberti, y se confunde al mensajero con el mensaje, argucia de viejo escritor en lo mejor de su carrera y en la mejor verdad de su carrera. En esta sociedad cuyas divinidades terminan asesinadas en los solares de cualquier suburbio, muertes que casi siempre es inútil investigar, la prosa afilada de Scerbanenco nos exhorta a insistir.