Morir a tiempo o sobre las impertinencias de una pregunta
Quizá porque yo mismo soy un impertinente en persona. Alguien que necesita de sus impertinencias para ver mejor. Por eso es posible que mis preguntas puedan, algunas veces, revelar poca audacia, lo reconozco. Pero tengo que plantearlas igualmente. Digamos, por ejemplo, ¿qué hay al final de un viaje al corazón de la infancia? ¿Se trata […]
Jora
Comentario a DERRIDA, Jacques: Khôra. Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2011. Imaginen por un momento… no imaginen nada, puesto que lo que propongo es inimaginable. Algo, no (la) nada, pero que carece de todo aspecto, de cualquier eidos. Ningún concepto, nada que podamos sujetar o aprehender, como un temblor o un movimiento imprevisible. Un mero nombre propio, […]
A título (póstumo) de más de uno: circonfesiones del Otro
Desde que tengo uso de razón, Jacques, este amigo, o Derrida, este amigo al que nunca conocí y sobre el que intento escribir sin saber si es posible, nos habla, o más bien nos llama a la muerte. No piensa en la muerte. No piensa la muerte. Más bien, tal vez, piensa a muerte. A fondo. Cuestión de analogía: incondicional e irreconciliable. Como la sonrisa, la última de las últimas: sonrisa a través de las lágrimas, más allá del rastro y del archivo. Recuerdo de una promesa o promesa de un recuerdo. Una despedida es una transacción entre dos imperativos igualmente irreconciliables. Por eso esta es una carta breve a un amigo, decía, cuya respuesta no obtendré jamás. No habrá postal, ni siquiera una carta en souffrance. En souffrance: dolorosa porque todavía para siempre pendiente, algo que quizás se correspondería con cualquier palabra que uno escriba a la muerte de alguien, mejor aún, después de la muerte, póstumo a la propia muerte.