Manos de vieja
Muchos años después recordará esas manos. Entenderá entonces que ésas que ahora tanto adora, que le parecen tan bellas, que le encanta tocar y recorrer, jugar con ellas… son manos de vieja. Y reconocerá las manchas oscuras, los surcos profundos, las venas hinchadas y la piel arrugada en el reflejo de sus propias manos.
Patio de vecinas
«Cuando charlamos en nuestros cafés apresurados y en nuestros chats aún más rápidos, no hago más que pensar en las amapolas vulnerables que somos, en las que se arman a sí mismas para convertirse en piedra, hierro y fuego contra la amenaza.» Carolina León – Trincheras Permanentes. Álbumes De pequeña me encantaba escuchar las historias […]