Retratos literarios: «El Nadador», John Cheever
Al finalizar la representación que ofrece Cheever de los suburbios de clase alta de la Costa Este, su paleta de colores ha terminado por enturbiar el, en principio brillante y alegre, boceto del principio. Cuando comienzan viaje y relato, cada patio tiene una reluciente piscina, donde la gente ríe y disfruta del jolgorio, bebe sin mesura y sobrevive gracias a las empresas de catering y los camareros. Es este es un mundo de lujo, parece decirnos Cheever, fácil y tranquilo. Pero no tarda en enturbiarse tal panorama ficticio, pues, en muchos sentidos, a pesar de esta descripción idílica en la historia, hay un sentido autoral obligado para alterar la felicidad desde la misma homogeneidad patente.
Topaz: Hitchcock después de la revolución
Bastaría la huida de una familia de disidentes soviéticos de una tienda en Copenhague, la persecución que sufre un espía por las calles de Harlem y el asesinato de Juanita de Córdoba (bellísima Karin Dor en un rol, empero, poco explotado, lánguido y melancólico), para hacer de Topaz (1969) una absoluta obra maestra. Hitchcock adaptaba […]