En estos tiempos de guerras, amnistías, muertes y apocalipsis parece un poco frívolo hablar de libros o de cine
Pero no tiene nada de frívolo porque el cine y la literatura son ante todo un acto político.
Elegir qué narraciones ver o leer es elegir qué libertad tener, y también algo más…
No estoy de acuerdo en que una narración te cambie la vida (el cine “necesario”, que daño ha provocado esta etiqueta) o que tenga un poder utilitarista, ahora bien, sí creo que cierto arte tiene un poder curativo.
Música, cine o literatura que albergan la capacidad de sacarte de ciertos pozos oscuros. En realidad, para eso nació el ARTE.
Esta reflexión se relaciona con el premio del público de esta última edición de la Seminci.
El Viejo Roble, del veterano Ken Loach, fue la preferida del público. El último largometraje del viejo Trotskista, según sus propias palabras: “indaga en las semillas del racismo” a través de la historia de un grupo de refugiados que se asienta en un pueblo azotado por la crisis en el norte de Inglaterra.
¿Estamos ante otra película panfleto?
¿Es el cine de Ken Loach, cine “necesario”?
¿Existe el cine “necesario”?
The Old Oak ha ganado el premio del público, pero ¿qué público estaba en las proyecciones del Calderón?
Valladolid es una ciudad pequeña y la afirmación “todos nos conocemos” suele cumplirse muy a menudo, en las concentraciones, manifestaciones, actos de condena casi siempre estamos los mismos y yo conozco a una inmensa mayoría, por esa razón yo me pregunto en voz alta:
Este público que vota en masa a Ken Loach, ¿dónde demonios está cuando salimos a la calle?
Este público que llora viendo “una de Ken Loach” ¿dónde demonios está cuando se le necesita?
¿No será este premio del público un desahogo “solidario” de los numerosos “pijo-progres”?
La lucha de clases ha muerto, proclaman algunos. ¡Yo soy clase media! Dicen otros. Mientras la clase trabajadora está cada vez más desesperada y narcotizada. Incluso una parte de mis compañeros de curre se dejan abducir por la extrema derecha y cuando les replicas que cobran más gracias a la subida del SMI te responden ¡COMUNISTA!
En el cine lo “fácil” es hablar de gente fascinante y de vidas interesantes. La historia ya está ahí, solo tienes que encontrar la forma de narrarla. La gente magnética, las personas carismáticas, son personajes que ya vienen escritos de casa. Lo difícil es retratar a la gente anodina, a las personas con vidas grises, a las cotidianidades desvaídas. Y no debería ser tan complicado teniendo en cuenta que, lo asumamos más o menos, esa es la vida que tenemos y el mundo que nos rodea. Y eso es los que lleva haciendo Ken Loach toda su vida.
Después de ver la película escuchaba de los compañeros de la prensa adjetivos como “maniquea”, “panfleto”, “ingenua” …
Ante esta falta de contacto con la realidad de la mayoría de los currantes de este país, yo les respondí:
“Las barbaridades que sueltan los personajes en el Pub no son nada comparado con lo que yo escucho a diario en mi trabajo”
“La realidad supera a la ficción”
La idea central del film de Loach es una frase que vertebra el guión:
“When you eat together,
You stick together”
(“Cuando comen juntos, se mantienen unidos”)
Y este axioma debería ser una guía para tod@s nosotras.
Una vez que hemos hablado de lo importante pasemos a comentar el palmarés.
La película española La imatge permanent, de la debutante Laura Ferrés, se ha proclamado ganadora de la Espiga de Oro de la 68 Semana Internacional de Cine de Valladolid, una edición cuyo palmarés aplaude a un nuevo plantel de mujeres cineastas: Alice Rohrwacher, Angela Schanelec, Molly Manning Walker, Vera Egito, Sara Summa, Nina Gantz, Alice Brygo, Sofia Exarchou, Reema Sengupta, Emma Axelroud Bernard y la también española Marina Alberti han visto reconocidos sus trabajos en las principales categorías de los premios oficiales del festival.
La imatge permanent, cuya inspiración nace de su familia materna, procedente de Andalucía, se despliega como una historia dentro de otra historia. Carmen, una publicista en plena búsqueda de caras ‘reales’ para una campaña, se topa con Antonia, una mujer que emigró a Cataluña hace décadas y con quien entabla una particular relación. Carlos Vermut y Ulises Porra colaboran también en el guión de esta suerte de melodrama sobre la búsqueda de las raíces con actores no profesionales y no exento de pinceladas de humor absurdo.
El galardón a Ferrés constituye la segunda Espiga de Oro a una producción española en los 68 años de historia del festival y la primera que gana una mujer cineasta del país. «Como jurado, hemos elegido de manera conjunta una película que está impregnada de temas cautivadores, que a menudo es profundamente reflexiva, lírica, y que captura notablemente la esencia misma de la humanidad».
No era mi preferida pero tampoco ha sido una espiga de oro descabellada como sí sucedió en anteriores ediciones.
La Espiga de Plata a La quimera ya sí que es un “poco” despropósito.
El cuarto largometraje de Alice Rohrwacher reincide en uno de esos retratos de la Italia profunda, en este caso la de los años ochenta, a través de una historia de ladrones arqueológicos y amores perdidos con Isabella Rossellini en el reparto. Rohrwacher incide en las constantes de su filmografía para ofrecer una fábula de ¿espíritu felliniano?, según el jurado:
«evoca sentimientos mágicos mientras empuja los límites de la forma artística del cine, a través de una mirada que percibe con encanto tanto la vida como la muerte, a los seres humanos y también a los espíritus, a menudo disolviendo la frontera entre la realidad y la fantasía».
Pues muy bien…
En las interpretaciones los premios sí que han estado acertados.
Una actriz consagrada y un actor que empieza han sido los galardonados. Léa Seydoux se ha alzado con el premio a la mejor actriz por The Beast, de Bertrand Bonello, un cruce de géneros en el que ofrece una fascinante variedad de registros a través de tres personajes ubicados en distintas épocas, mientras Dave Turner, bombero y hostelero de profesión hasta que Ken Loach lo eligió para papeles secundarios en Yo, Daniel Blake (2016) y Sorry We Missed You (2019), ha sido reconocido con el premio al mejor actor por El Viejo Roble.
Por último y como todos los años resaltar la gran olvidada del palmarés:
ALL OF US STRANGERS (Desconocidos) de Andrew Haigh.
Me pase media película llorando a moco tendido.
Todos hemos llorado en la soledad de nuestra habitación de adolescentes, nos hemos sentido solos e incomprendidos, y a todos nos hubiera gustado que nuestro padre hubiera escuchado esos sollozos y hubiera entrado a abrazarnos…
Todo saldrá bien…
¿Qué pasaría si fuera posible volver a aquella casa, con tus padres y poder contarles TODO? La película de Andrew Haigh nos da esa posibilidad.