¿Hacia dónde se dirige la Seminci?
¿Tiene un rumbo definido?
Lo que está claro es que la selección de películas exhibidas por Angulo y su “Ordinary people” obedece, más que otros años, a criterios que están fuera de su alcance. El más importante de todos; que las películas de la sección oficial tengan distribución asegurada en España. De esta manera Angulo se asegura que las distribuidoras acepten “mostrar” sus compras sin tener que pagar su correspondiente “peaje”.
Para todo ello el festival cuenta con un presupuesto de TRES MILLONES DE EUROS DE DINERO PUBLICO.
Este ¿despilfarro? se presupone que se debería de usar para promover el cine y la cultura, con ciclos durante todo el año en la ciudad, creando una programación estable y de calidad en una Filmoteca (ahora inexistente), etc…
Bien, pues nada de esto sucede.
Todo se resume, en una palabra:
Postureo
A mí también me da “repelús” usar esa palabra, a pesar de que ya hasta la Rae se ha pronunciado a favor de su uso, pero no encuentro una mejor para definir en lo que se ha convertido el Festival de cine de la ciudad.
El teatro Calderón lleno a rebosar en todas sus sesiones para ver una sección Oficial carente de riesgo, mientras los ciclos antaño espectaculares hoy languidecen en cines y teatros que rara vez se llenan.
La Seminci se está convirtiendo en un evento vacío, hueco, sin personalidad; pensado y ejecutado para engañar a los que ponen la pasta.
¿Dónde está el equipo que descubrió a Egoyan? El director canadiense que ganó la primera espiga de oro con “El liquidador”, la espiga de plata por “Exótica” (su obra maestra) y volvió a ganar el máximo galardón con “El dulce porvenir”.
Echamos de menos el cine de Egoyan, ese cine donde no hay tabúes, ese cine donde la búsqueda de la felicidad pasa siempre por el contacto humano, los seres humanos necesitamos sentir la piel de otra persona tanto como reconocernos en la mirada del otro.
Echamos de menos que nos cuenten historias donde no nos digan lo que tenemos que pensar, echamos de menos películas que se construyan como puzles, películas que se armen con paciencia, películas donde en cada nueva secuencia nos espere una pequeña sorpresa emocional.
Echamos de menos ese cine tan emocionalmente turbador que por un momento crees que es posible que el cine sea la única realidad que existe, piensas que cuando se enciendan las luces todo tendrá sentido… pero no, la vida sigue igual, o quizás no…
En épocas anteriores del festival se decía que en Valladolid lo importante era el cine y no los “nombres”; actualmente esa afirmación ha dejado de tener sentido.
Ahora se invita a cualquiera…
Desde aquí reivindicamos la SEMINCI como algo más que una mera muestra de cintas convencionales y poco arriesgadas. El Festival ha de convertirse otra vez en adalid de nuevos realizadores, de nuevas visiones.
Hace tiempo que el festival riguroso y austero de Fernando Lara muto a un Festival donde priman el papel couché, y la foto con el alcalde !!!!. (Es que si fuese sólo por el cine, no saldríamos en el telediario de RTVE).
Dicho esto, podéis imaginaros la poca sorpresa que ha supuesto el visionado de la sección oficial…
En esta edición la película china Return to dust, del cineasta chino Li Ruijun, ha ganado la Espiga de Oro de la 67 Semana Internacional de Cine de Valladolid. El jurado compuesto por Kate O`Toole, Jorge Arriagada, Pablo de Vita, Patricia Ferreria, Martín Hernández, Gracia Querejeta y Marie-Pierre Richard ha considerado merecedor del máximo galardón del festival al sexto largometraje del cineasta nacido en la provincia de Gansu (China) en 1983, que trata sobre la humilde y sencilla Ma y el tímido Cao, expulsados de sus respectivas familias y obligados a contraer un matrimonio concertado.
En su valoración, el jurado señala que “le resultó difícil describir esta película porque cubre una multiplicidad de cuestiones humanas fundamentales. ¿Qué significa ‘tener un lugar en la Tierra’? La película es un canto a la idea de sobrevivir con dignidad y muestra la importancia de la Naturaleza en nuestras vidas y cómo discriminamos a los marginados. ¿Importa si no somos más que polvo al polvo?”.
Tenemos que reconocer que este año esta era la mejor película a competición. Demoledora película que las autoridades chinas han intentado censurar. Gran Espiga de Oro.
También muy acertada ha sido este año la decisión del jurado de premiar con la Espiga de Plata a la producción irlandesa The Quiet Girl, de Colm Bairéad, film que trata la complejidad de los lazos familiares a través de una niña que es enviada a pasar el verano con unos parientes. El jurado ha otorgado el premio “por tratar un tema muy difícil sin mencionarlo directamente, de una manera muy sutil y refinada, y por representar uno de los temas que estuvieron más presentes en las películas durante el festival, el de la crianza y el cuidado”. La ópera prima de Colm Bairéad ha logrado además el premio Fipresci de la crítica internacional (conformado por Esteve Soler, Jean-Max Méjean y Tonci Valentic) y el Premio del Público.
Este año realmente han premiado a las mejores películas.
En el apartado interpretativo, los actores Ivan Barnev y Karra Elejalde han sido reconocidos ex aequo con el Premio al Mejor Actor por sus papeles en la coproducción hispano búlgara Vasil, de Avelina Prat, mientras que el Premio a Mejor Actriz ha recaído en Lubna Azabal por su trabajo en Le Bleu du Caftan, de Maryam Touzani. Nada que objetar…tampoco que reseñar.
Y para rematar a lo grande un gran palmares (frase sin ironía, que ya nos conocemos), el cortometraje de León Siminiani Arquitectura emocional 1959 se ha alzado con la Espiga de Oro al Cortometraje y el Premio EFA Short Film Nominee Valladolid 2023. El director español ha querido aunar en este proyecto dos de sus grandes pasiones; el cine y arquitectura, en una historia de amor entre dos universitarios primerizos que surcan diferentes obstáculos guiados por una línea común basada en la arquitectura. León Siminiani consigue así dos de los tres galardones que premian al formato cortometraje. El jurado ha decidido conceder la Espiga de Oro a este trabajo “por ser una ilustración de cómo casar la arquitectura con el cine y la fotografía gracias a sus múltiples capas, y por ser un perfecto reflejo de la Historia de España (desde finales de los 50 hasta la actualidad) a través de la arquitectura”.
Hacía muchos años que un jurado no “acertaba” de esta manera.