Por suerte conozco muchas mujeres inmigrantes, procedentes de diferentes rincones del planeta, con diferentes culturas, idiomas, niveles educativos, edades y condiciones diversas. Mujeres que habéis llegado de muchas maneras, que lleváis más o menos tiempo aquí, que estáis solas o con vuestras familias.
Disculpad que escriba hablando de vuestra realidad, y por favor tomadlo como un ejercicio de empatía, y en agradecimiento hacia todas las cosas que me enseñáis de vuestras experiencias migratorias.
Mujeres ante todo valientes supervivientes que habéis pasado más o menos dificultades en vuestros procesos migratorios pero seguro que en vuestras mochilas lleváis sufrimiento, mucho sufrimiento y sacrificio, mucho sacrificio.
Sabemos que no es lo mismo viajar por turismo que viajar por diferentes tipos de necesidades o para escapar de duras realidades. No es lo mismo viajar con dinero que viajar con lo puesto y poco más. No es lo mismo viajar con un pasaporte y con las visas y permisos que te van a pedir, que hacerlo de manera irregular y sentir el miedo atroz a la policía y a la deportación. No es lo mismo viajar con todo planificado que viajar con total incertidumbre, y comenzar una nueva vida, que se va a convertir en una carrera de obstáculos en un país donde siempre seréis diferentes.
Dejar atrás todo lo que hasta ahora habíais conocido, y sobre todo a vuestrxs seres queridxs, en especial hijxs, sin saber cuántos años van a pasar hasta que podáis volver a verles… Ufff, se me pone como poco la piel de gallina solo de pensarlo.
Mujeres con las que tanto y tanto aprendo…, y muchas sois lo que dice Maria Galindo de Mujeres Creando “Feministas intuitivas”. Seguramente no os defináis como feministas pero conocéis perfectamente cuáles son las opresiones machistas y patriarcales.
Las mujeres inmigrantes con las que nos cruzamos por las calles de nuestras ciudades estáis atravesadas por múltiples discriminaciones, pero principalmente por tres:
Por vuestro origen. Sufrís racismo y xenofobia – Ay de la mujer que no tiene rasgos caucásicos porque su piel no es blanca, ay de la mujer que tiene otro acento, ay de la mujer que tiene otro pelo, ay de la mujer que viste con otra ropa…. Solo vosotras sabéis lo que es aguantar esas miradas, esos desprecios y esos insultos, solo vosotras lo sabéis.
Por ser mujer. Sufrís machismo – En eso nos podemos entender algo como mujeres pero para vosotras ser mujer no va separado de vuestro origen y de vuestra posibilidad de acceso a un mercado laboral que prácticamente siempre va a ser precario. En este sentido mucha gente os considera mujeres de segunda o tercera a las que no pasa nada si se mira lascivamente, se abusa sexualmente y hasta se viola porque vuestro testimonio no vale lo mismo, y vuestras historias no tienen el mismo peso. Como no mencionar ahora a las mujeres temporeras marroquíes violadas en Huelva, de jornaleras a esclavas sexuales en los campos de fresas.
Por trabajo. Sufrís discriminación laboral – Las mujeres inmigrantes en un alto porcentaje tenéis la explotación laboral garantizada, da igual la formación que tengáis, os ofrecerán aquellos trabajos que nadie quiere hacer, o los trabajos que nadie reconoce como trabajos, y en especial hablo de los trabajos de empleo de hogar y cuidados. En este sentido mi profundo reconocimiento y admiración a las compañeras de asociaciones de empleadas de hogar y cuidados como Territorio Doméstico, Sedoac, Grupo Turín, Sindihogar, Asociación de Empleadas Hogar Murcia… que lleváis años movilizándoos por la visibilidad, el reconocimiento y la dignificación de esta profesión, y que como bien decís en vuestros lemas: “Sin nosotras no se mueve el mundo”.
Enhorabuena por vuestra paciencia, tesón, capacidad de organización, vuestra lucha incansable e inteligente, vuestro ejemplo, vuestra generosidad…realmente estáis haciendo historia. Sois grandísimas mujeres que estáis haciendo camino para muchas otras que vendrán detrás, y para que la sociedad entienda la importancia de vuestro trabajo.
No quiero dejar de mencionar a las mujeres inmigrantes víctimas de trata con fines de explotación sexual que es una circunstancia tremendísima y el súmmum de una sociedad machista, asquerosa y sin escrúpulos. Porque pronto podáis salir de ahí y encontréis apoyo y comprensión para rehacer vuestras vidas.
Las mujeres inmigrantes sois también muy diversas como lo somos las autóctonas, no sois homogéneas salvo por las discriminaciones que os atraviesan.
Y ahora quiero lanzar una reflexión. ¿Por qué a muchas feministas nos cuesta tanto reconocernos como mujeres en las otras discriminaciones que sufrís las mujeres inmigrantes? ¿Por qué no nos movilizamos de igual manera cuándo las cosas os pasan a vosotras?
Nosotras, las que nos definimos feministas, no hablamos en términos de las de aquí y las de allí, pero sí actuamos muchas veces como las de aquí sin pensarlo mucho. Pero ese poco pensar es muy preocupante porque en una sociedad culturalmente diversa como en la que ya vivimos, no podemos dejar de lado las realidades y luchas de todas las mujeres inmigrantes que también debemos apoyar.
No lo olvidemos compañeras.