«Hombres, mujeres y niños» (2014) habla del invento que ha cambiado nuestras vidas: internet. Mostrando a lo largo del la película cómo se relacionan madres, padres e hij*s en un universo social más complejo por más comunicado, por más hermético en una suerte de soledad compartida. Desde los primeros minutos hay una certeza que recorre el film: internet nos ha separado. Uno de los aciertos del film es abrir el debate en un campo bastante complicado, cómo ha podido convertirse un sistema de comunicación en una herramienta de la que ya no podemos prescindir.
Y aquí empieza la aventura, cinco familias de clase media norteamericanas intentando ser felices, en un mundo en el que es difícil pensar en colectividad. Observamos cómo sus relaciones, sus vidas, su manera de comprenderse, de reconocerse y de generar expectativas están mediadas por ese gran Dios llamado internet. Los personajes están poco desarrollados y a mi parecer son abordados desde un excesivo encasillamiento, sin embargo nos permiten rápidamente empezar a intuir personalidades y conflictos. Parte de la tensión de la trama reside en el choque generacional entre madres y padres que no comprenden el tiempo que pasan sus hij*s en internet, qué hacen o qué buscan. Una incomprensión recíproca que roza en ocasiones la ironía y el humor. Pornografía, blogs, identidades falsas en facebook, la ayuda online a la anorexia, un adolescente cuyos gustos sexuales quedan fuera del promedio, padres que recurren a páginas de contactos ante lo aburrido de su matrimonio… Así, la trama se desarrolla al igual que una maraña de cables que generan historias que acaban confluyendo en un final catárquico.
Alarmismo, resignación, tecnofobía o tecnofilía… no tengo muy claro hacia donde bascula el film. Pero sí tengo algo claro y es la necesidad de abrir este debate desde las aulas, desde las familias. Las adolescentes de hoy día usan internet de manera habitual sin embargo no hay un debate serio sobre los usos que se hacen de las redes, sobre los fines, las bondades y peligros de un sistema que nos ha permitido en mitad de una confusión de mensajes, aproximar historias y sentir eso que decía Carl Sagan ser “ese pequeño punto azul”.
Quizás todavía haya demasiado ruido para poder reflexionar. Pero mientras el debate no llega, l*s adolescentes siguen ahí, tratando de madurar y construirse a través de un medio que ofrece infinitas buenas prácticas como otras posibilidades menos seguras. La frase de Sagan tanto al principio como al final de la peli es la moraleja de la historia, la explicación moral que hace reflexionar mientras observamos lo frágil de nuestro paso por el planeta. Con internet todas nos hemos convertido en un punto insignificante en este mundo cirbernético, por tanto, ¿por qué no nos cuidamos más?¿Por qué no nos queremos más? ¿Porqué no ser felices desde la maravillosa insignificancia de nuestra existencia?.