Hace 20 años que no veo una película de Woody Allen y en este, mi primer año en San Sebastián, la película que inaugurará el festival en Donosti será el último trabajo del director neoyorquino: Rifkin’s festival.
Siempre que vuelvo a ver cómo Woody Allen corre en busca de Mariel Hemingway me emociono profundamente. Dicha emoción va acompañada de admiración por ese tremendo travelling de Gordon Willis. Si a esto le añadimos el virtuoso Blanco y negro (en aquellos tiempos se rodaba con genuina emulsión KODAK B/N) y el puente de Brooklyn, es imposible resistirse al encanto de Manhattan.
Me reí mucho con Misterioso asesinato en Manhattan y me aburrí soberanamente con La maldición del escorpión de jade (esa película solo la recuerdo por motivos estrictamente extra-cinematográficos). Pero la película que realmente me emociona de Woody Allen es Another woman. El de New York quiso emular al maestro Bergman, y vaya si lo consiguió. Película tremenda, arte salvaje, libre, bella, que empieza tenue, más bien casi alegremente, y que con el correr de los minutos se va agriando, trágicamente, hasta estallar apocalíptica, apoteósica, brutalmente. La escena de Genna Rowlands escuchando a través de la pared, en silencio, es uno de mis grandes momentos vitales.
Echando un vistazo al listado de trabajos que compiten en la sección oficial del festival me doy cuenta de que todas las películas tienen un alto interés (siempre a priori, claro): Fernando Trueba; una incógnita en sus últimos trabajos, Naomi Kawase; espero no quedarme dormido como “En el bosque del luto”, Julián Temple contando la historia de «The Pogue» en Crock of gold: a few rounds with Shane Macgowan; esta sí que promete mucho, The Filth and the Fury es una auténtica maravilla, Francois Ozon rodó una película muy inquietante en 2012 titulada Dans la maison; aunque en ese trabajo no sabemos cuánto mérito debemos conceder a Juan Mayorga (la obra de teatro en la que se basa la película es del escritor mallorquín) y el resto son un poco una incógnita. Estos que nombró son todos grandes directores con muy buenas películas en sus currículos, espero que estén a la altura de mis expectativas.
Con este puñado de films, yo hubiera sido feliz hace unos años. Pero últimamente el Festival de San Sebastián ha apostado de manera decidida por exhibir en su sección oficial una muestra de la mejor ficción televisiva del momento. Este año tenemos el último trabajo de Rodrigo Sorogoyen como muestra más atractiva, al menos para el que esto escribe. Que dios nos perdone es uno de los mejores thrillers de los últimos años y espero fervientemente que esta miniserie me produzca las mismas sensaciones que aquel gran trabajo.
También tenemos en la sección oficial la “Tv movie” que Luca Guadagnino ha tenido la deferencia de grabar para la televisión. El director italiano amante de los bustos grecolatinos y de los melocotones decía hace unos días en una entrevista en EL PAÍS, que las series de televisión son “un género menor porque están supeditadas a lo narrativo”. ¡¡Este hombre acaba de menospreciar a Platón, la Illiada y La Odisea en una frase…!! Estos «popes» del cine «arty» que se acercan al medio televisivo como si fueran los “salvadores” de la humanidad me caen francamente mal.
El Festival de San Sebastián tiene multitud de secciones paralelas una de las que más interés tiene todos los años es la sección de Perlas:
NOMADLAND de Chloe Zhao, NUEVO ORDEN de Michel Franco, MISS MARX de Susanna Nichiarelli y THE WORLD TO COME de Mona Fastvold, parece que pueden ser los trabajos más esperados de dicha sección. Vienen del Festival de Venecia con múltiples parabienes, las tengo marcadas en mi planning en rojo.
Otra de las películas que tengo marcadas es My Mexican Bretzel, espero que esté a la altura de lo escrito sobre ella:
… «Todo es mentira pero, en tiempos de postverdades, ¿qué nos impide pensar que todo aquello pudo ser verdad si alguien se ha atrevido a contarlo? La magia de lo cinematográfico consigue eso y también en eso consiste, que uniendo imagen y palabra la verdad se modifica por obra de la creación… «
Miguel Martín Maestro. Nos Hacemos un cine.
La otra gran sección del festival es Horizontes Latinos. Hace ya varios años que una buena parte del mejor cine que disfruto proviene de aquellas latitudes.
A principios de año vi por fin EMA, de Pablo Larraín y hacía muchos, muchos años, que no veía algo tan genuino. Me sumerjo en esa difícil y extraña comunión entre lo que se cuenta y cómo se cuenta, entre la banda sonora y la puesta en escena, entre la dirección de actores y la fotografía. La película es dolorosa, fría, terrible, no juzga, pero sí alienta un sarcasmo helado, malsano, que se deleita esquinadamente, desde una distancia elegante y quirúrgica, observando la ridícula, grotesca naturaleza humana, tan digna de compasión como de condena, tan necia y patética, tan sufridamente herida de muerte. La última película de Pablo Larraín es cine con mayúsculas y espero descubrir algo igual de emocionante en esta sección. Tengo muchas esperanzas en ella.
Dentro de 10 días os contaremos lo que ha dado de sí esta, espero que, intensa semana.