Tras años en el panorama musical acompañando a bandas y grupos, Lorenzo Azcona decidió saltar a componer sus propios temas y ahora tiene su tercer disco, Soplo de vida. En Amanece Metrópolis hemos tenido la oportunidad de hablar con el y saber un poco sobre el disco y su carrera.
Lorenzo Azcona es un artista nulti-intrumentista: Saxo, Flauta, Percusión, Violonchelo, Guitarra, Teclados que ha trabajado con cantautores Javier Krahe, Juan Antonio Muriel y Ángel Petisme y en alguna ocasión con Joaquín Sabina, Hilario Camacho, Manuel Cobos y Javier Ruibal, con grupos como Burning, J. Bulevar y Mercedes Ferrer entre otros. Actualmente compagina su nueva faceta con los trabajos con Hevia “Al son del Indianu” y Miguel Vigil (Académica Palanca) , los directos de Hermanas Sister, Klezmer orchestra (música judía), A Quarter of a Dozen Band, con el grupo de folk La Musgaña, Asfalto, Rock Confónico.
30 años en la música, pero ¿cómo comienza tu carrera musical y tu pasión por la misma?
La música siempre ha estado en mi vida. En casa de mis padres se escuchaba desde música clásica hasta música “yeyé”, además mi abuela tocaba el piano muy bien (no pudo ser concertista, apoyada por el director del Conservatorio, porque no le dejó su padre, cosas de principios del siglo XX)
Así que, en ese ambiente, empecé a tocar la guitarra de manera autodidacta y al cabo del tiempo entré en el conservatorio para estudiar saxo, pero salí de allí pronto para seguir aprendiendo de forma autodidacta siguiendo el método de saxo de Berkeley. Y aún sigo aprendiendo, esto no termina nunca.
Eres un artista multidisciplinar, pero el saxo es quien más te acompaña ¿Por qué te decantas más por el saxo que por otros?
Con los demás instrumentos disfruto mucho tocando, pero la capacidad de expresión que me da el saxo es mucho mayor, es como si fuera mi propia voz, capaz de expresar todo lo que siento.
¿Qué influencias musicales tienes?
Influencias todas, hasta las que no me gustan. Me encantan el jazz, el rock, el folk, el pop… todo lo que me haga sentir es bienvenido, todo lo que me transmita algo.
Desde Pat Metheny, Michael Brecker, Jan Garbarek, Deep Purple, King Crimson…
Muchos años tocando en grupos y desde hace unos años lo compaginas con tus composiciones ¿Cómo ocurre ese salto a tener tu propias creaciones?
Siempre he sentido la necesidad y la satisfacción de componer, ya desde que tocaba la guitarra empecé a hacer mis pinitos. Pasé algunos años tocando con mi grupo “UHF (La otra Cadena)” hasta que decidí que era el momento de grabar, aprovechando los huecos de las giras en las que acompañaba a otros grupos o artistas.
De Bajo la Piel a Soplo de vida, hay una gran evolución, se nota una música con gran madurez en los temas, que llegan porque con Soplo de vida, te trasmite tanto alegría como calma por partes iguales como si hubieras encontrado el equilibrio total. ¿Cuánto tiempo te ha llevado la creación de ambos discos y la diferencia para ti entre ellos?
En grabar Bajo la piel tardé poco, sí que fue un gran cambio con respecto a 1+1=4, ya tenía clara la fórmula que quería utilizar al grabar, la instrumentación y el tratamiento de las composiciones. En Bajo la piel se marca ya el camino hacia Soplo de vida, aunque tardé bastante tiempo en afrontarlo, a veces hay que tener paciencia y esperar…
Y la diferencia, como bien dices, está en la alegría, la fuerza, la luz y la calma que tiene Soplo de vida, cómo transmite todas esas sensaciones y te lleva de unas a otras sin que te des cuenta.
Ambos discos van solapando canción más clásica, con otra con más énfasis, ¿en tus conciertos también lo combinas así?
Sí, en los conciertos es así, aderezado todo con la intensidad del directo, fuerza, sensibilidad y matices, que es lo que enriquece a la música y lo que hace que transmitas al público lo que le quieres contar sin palabras.
Tus canciones destacan por el jazz clásico, pero mezclados por momentos con otros ritmos ¿Te gusta fusionar?
Me encanta. Escucho y toco todo tipo de música, y eso enriquece mi manera de componer, de expresar. Creo que ahí está la libertad, en poder crear sin cortapisas, sin que un estilo te obligue a componer de una manera u otra.
Has compaginado versos y melodías, en esta ocasión con Benjamín Prado ¿cómo nace esta idea?
Ha sido una experiencia estupenda, El influjo del 31 está inspirado en las twitpoesías de Ángela Bautista, que me encantan. Mientras estaba grabándolo pensé que sería una buena idea que “sonaran” con la música, así que hicimos una selección entre todas ellas y le pedimos a Benjamín que las recitara. Como ves lo hace de una manera magistral, la idea ha salido bien, jeje.
En el lago, es una canción emblemática, y que tú haces una versión muy personal y llevada a lo más cercano, a la piel y sentimientos, ¿Por qué esta canción y cómo fue hacerla?
Lo de En el lago es una historia curiosa. Un año antes de grabar estábamos haciendo unos conciertos didácticos sobre la fusión en España en la segunda mitad del siglo XX. Entre otros temas estaba este, que en principio lo iba a hacer una cantante pero no pudo, así que yo toqué la melodía, parecía que llevaba tocándolo toda la vida. Ese concierto se grabó, me gustó tanto el resultado que decidí que podía entrar en el disco. Y así hacíamos un homenaje a Jesús de la Rosa y compañía, que tantos buenos momentos nos han hecho pasar.
¿El mercado musical os exige renovación constante para poder llegar al público?, me refiero a la adaptación de la música con todo lo que existe hoy, tantos grupos, y con la tecnología también.
Sí, hay que renovarse y adaptarse constantemente. La facilidad que nos brinda la tecnología ha hecho que haya infinidad de grupos, infinidad de información, vídeos…
Eso es muy bueno, al igual que esa tecnología ha facilitado que mucha gente pueda grabar sus proyectos. En este disco, por ejemplo, algunos músicos no podían venir a Madrid y se hicieron las sesiones en home studios, de otra manera hubiera sido imposible afrontar todo eso.
¿Eres de los artistas que te tienes que autogestionar, producción, marketing y demás?
Sí, autogestión total. Todas las labores de promoción, booking, marketing y demás las hago yo. Eso tiene dos filos, el bueno es que tú controlas tu proyecto, el malo es que requiere mucho tiempo escribir y llamar a un montón de gente cada día. Y soy músico, uno vale para lo que vale, lo que hace que el esfuerzo sea mayor.
¿En qué medida las redes las sociales y las plataformas digitales os han ayudado a difundir hoy en día vuestros trabajos?
Las redes son perfectas, y voraces, hay que alimentarlas constantemente. Es estupendo que con un click y en 5 minutos vean tu vídeo cientos de personas, que se enteren otros tantos de que tienes un concierto o que compren tu disco desde casa. Y luego es estupendo interactuar con la gente que te sigue, conocer a otros músicos…
¿Cómo ves el mundo de la cultura desde la parte del apoyo de las instituciones oficiales?
Poco he oído sobre cultura en estos días de campaña. Me gustaría que se apoyara más a los músicos, grupos y artista de nuestro país, que hubiera más presencia en festivales. Y que la cultura esté al alcance de todos. Y ojo, que digo al alcance, no me vale el “todo gratis”, todo requiere su esfuerzo, y la cultura hay que valorarla. Vivimos en un país en el que se menosprecia al que se dedica al arte.
Muchos artistas con los que has trabajado, pero dime uno con el qué te hubiera gustado tocar y con quién has disfrutado más en el tiempo que estuvieras con él.
Me hubiera gustado tocar con Serrat o Pat Metheny, aunque aún estoy a tiempo, jeje. Pero sí que he tenido y tengo la suerte de poder tocar con músicos a los que he admirado y admiro, cosa que también ocurre ahora con la formación de Soplo de vida: Peter Oteo, Sebastián Rubio, Jonatan Temprano y Rubén Rebolleda. Para no pecar de injusto me quedo con lo primero y lo último, la primera gira que hice con Javier Krahe llena de intensidad en el escenario(que duró unos años) y las últimas que estoy haciendo con Miguel Vigil (Académica Palanca) o Hevia, que no dejan de sorprenderme en cada concierto..
¿Próximos proyectos?
Comenzar la gira 2020 de Soplo de vida y hacer un montón de conciertos, terminar de grabar el disco de Miguel Vigil y empezar a trabajar en mi siguiente disco sin prisa, pero sin pausa. Y siempre surgen proyectos en el camino, nunca se sabe, esa es la grandeza de esta profesión.