En 1987 Thomas Knoll creó «Display», un programa capaz de mostrar imágenes en escala de grises. Su hermano, John Knoll, fascinado por el proyecto animó a Thomas para que desarrollara aún más el programa y lo convirtiera en un editor de imágenes. Así nació Photoshop.
El 10 de Febrero de 1990 comenzó a funcionar. A día de hoy no sólo profesionales del mundo del arte y la publicidad utilizan este programa, sino que muchas personas retocan, cambian e inventan nuevas fotografías.
Pero… ¡Cuidado! ¿de qué manera se usa?
Es muy muy importante ser conscientes de la no-realidad de una fotografía al igual que ser conscientes del mensaje que nos quiere transmitir. Vivimos en un mundo bombardeado por imágenes, vídeos… están por todos lados y muchas veces podemos olvidar lo que es real y lo que no.
Los retoques y manipulaciones fotográficas ya existían mucho antes de la invención del Photoshop:
Ejemplo 1
+
+
=
Ejemplo 2
Ejemplo 3
En la sociedad actual sigue pasando exactamente lo mismo:
Ejemplo 1
Ejemplo 2
El efecto manipulador de estas fotografías sobre el público es, en ocasiones, devastador. Sobre todo en el mundo de la publicidad.
Cada día hay más rechazos hacia el físico de las mujeres y hombres porque no tienen el cuerpo del o la modelo que vemos en la parada del autobús, en la revista o en la televisión. «Ella no tiene la piel como esta chica en la revista», «Él tiene esos tatuajes tan bien hechos». «¡Vaya ojos!» «¡Vaya cuerpazo!» «¡Es genial este maquillaje, compraré esta marca!»… y así hasta el infinito.
Pero la realidad es esta:
«La belleza se hace irreal: así es el antes y el después de las campañas de moda. Reveladores time-lapse nos muestran cómo el Photoshop crea una perfección inexistente en las fotografías.»
(Extraído de http://www.cribeo.com/estilo_de_vida/7484/empresa-del-mundo-de-la-moda-desvela-como-es-de-irreal-la-belleza-que-te-venden).
Vamos a usar la manipulación fotográfica para despertar algo diferente en el espectador, para crear paisajes bellos y extraños, situaciones increíbles. Que esa belleza sirva para conmover y para pensar, no para engañar o hacernos sentir mal con nuestro físico.