Como bien sabemos, el mes de abril y mayo son de lo más esperados por todos aquí en México, es un mes en el que se disfruta de un buen clima, de la convivencia en familia, disfrutamos de cada momento, pero, también es tiempo de vacaciones por la conmemoración en el aspecto religioso de la semana santa y de puentes por los diversos días festivos como el 1 de mayo (día del trabajo), el 10 de mayo (día de las madres) o el 15 del mismo mes.
Por si fuera poco, la semana santa trae consigo diferentes eventos tanto religiosos como culturales, los cuales se combinan para ofrecer una variada gama de atractivos para locales y visitantes. Sin embargo, no todo finaliza en ese momento, ya que, en el mes de mayo y parte de junio, los pueblos de la ribera del lago de Pátzcuaro se visten de fiesta ceremonial, una festividad de agradecimiento por la abundancia y por la vida.
Es la fiesta de Corpus, elemento de la manifestación cultural con tintes religiosos donde se agradece a Dios por la abundancia de la tierra y el fruto del trabajo de cada poblador o, mejor dicho, de cada gremio u oficio perteneciente a un determinado barrio de una comunidad. La historia de la celebración del corpus, de acuerdo con algunos datos recabados por la Dra. Lorena Ojeda en su libro Fiestas y ceremonias tradicionales Purhépechas, menciona que dicha festividad se “remonta al año de 1311 en el que el papa Clemente V declaró esta fecha como festiva”.
Asimismo, la finalidad principal del corpus es la exaltación de la Eucaristía que se conjuntan a su vez con procesiones donde el carácter popular de la comunidad se une para salir a las calles y exaltar a su vez imágenes de santos patronos de algunos de los barrios existentes y que conforman un pueblo o un determinado lugar. Otro carácter que tiene la fiesta mencionada es el sentido religioso, misas y rezos en el templo principal son el complemento para la trascendencia de dicha manifestación.
Así pues, en la Nueva España el corpus se lleva a cabo desde el año de 1526, una vez que los españoles conquistaron la región y que los religiosos poco a poco se fueron instalando. A lo largo de los siglos, se han ido agregando diversos elementos que conjugan un toque de cultura y que crean sentido de identidad de los pueblos que continúan la fiesta hoy en día.
Danzas, música, trajes típicos tradicionales y representaciones teatrales en algunos casos, fueron y han sido parte de la festividad donde no solo se agradece las bendiciones de la tierra y la labor de cada uno de los oficios o gremios (un gremio u oficio es la actividad laboral y económica de un determinado barrio, ejemplo: artesanos) sino que también es un medio de integración entre la comunidad en la que se permite reforzar los lazos de identidad cultural.
Santa Fe de la Laguna, una pequeña comunidad ubicada en la ribera del lago de Pátzcuaro y pueblo fundado por el primero Obispo Vasco de Quiroga, año con año celebra su el Corpus Christi, uniendo los lazos espirituales con los de fiesta cultural. Celebrada a finales de mayo, la festividad reúne a la mayoría de la comunidad en el templo de San Nicolás Bari para iniciar con la celebración, la bendición de las ofrendas y el culto religioso de la exaltación al Santísimo Sacramento por parte del cura del pueblo.
Durante el proceso, se pueden escuchar canticos en lengua purépecha, el humo del incienso purificando el interior del templo, y más aún, las mujeres vistiendo sus trajes tradicionales purépecha. Una vez finalizada la misa que es de aproximadamente 1 hora y media su duración por el ceremonial que representa la bendición de las ofrendas, comienza en cada uno de los barrios de Santa Fe el peregrinar de la población, en su mayoría dedicados al oficio de las artesanías barro.
La cultura reluce entre sus calles, vestimentas con vivos colores donde resalta el traje de las mujeres con su falda de lana elaborada a mano, colocada en la cintura y sujeta con una o varias fajas alrededor de ella, una blusa conocida como huanengo y en algunos casos se utilizan rebosos hechos con las propias manos de las artesanas utilizando el telar de cintura en su mayoría.
Es así que la festividad del corpus en las comunidades purépecha tiene dos sentidos, uno es el sentido ritual de la misa, del templo y de los símbolos religiosos que representa el dominio y poder que tiene la religión dentro de la comunidad; el otro, es fuera del templo donde comienza la fiesta, lo pagano como se manifiesta y donde esa fiesta es solo del pueblo, con su propia organización y sus propios elementos característicos de su identidad cultural.
Por tal razón, la fiesta de corpus de las comunidades de la región purépecha durante el mes de mayo y principios de junio, es un atractivo de la cultura que vale la pena disfrutar, respetar y sobre todo experimentar, sentirse parte de una comunidad que te acoge y te hace disfrutar de sus tradiciones y costumbres, ver el peregrinar de todo un pueblo que se reúne en torno a la plaza principal o al templo para la bendición de las ofrendas. Durante la procesión, los participantes de los barrios van regalando artesanías de pequeños tamaños y aventando a los espectadores corundas, pelotas entre otras cosas.
Todo lo anterior se conjunta en una visita de atracciones turísticas de la región con espectaculares vistas al lago de Pátzcuaro, gastronomía típica como pescado, carnitas o quesadillas de maíz azul de Santa Fe de la Laguna. Visitar Santa Fe durante la festividad es también conocer los talleres artesanales como el de Nicolás Fabián, el cual se encuentra cercano al templo principal y que lleva por nombre Taller de Convivencia Ahuanda, donde se puede aprender las técnicas de elaboración de las artesanías.
El templo de San Nicolás Bari, decorado y adornado con flores de vivos colores y donde los santos patronos son vestidos a la usanza purépecha para relucir y dar un atractivo cultural. Un monumento del siglo XVI dedicado a San Nicolás, patrono del pueblo y que se encuentra a una calle del antiguo Hospital-Pueblo fundado por Don Vasco de Quiroga en el mismo siglo, para ayudar a los necesitados y que a su vez funcionó como espacio de reuniones para los antiguos pobladores purépecha, así como para la enseñanza de nuevas técnicas artesanales.
En definitiva, Santa Fe de la Laguna es un destino que no se pueden perder en su visita a Michoacán y, sobre todo, en sus festividades como la de Corpus Christi donde podrán conocer de cerca la manifestación cultural de uno de los pueblos más importantes de Michoacán y, en general de México, con tradiciones, costumbres, historia y gastronomía transmitida de generación en generación y que continua viva hasta nuestros días.