Desbordaba estilo; desde lo alto de los tacones de aguja reclamaba a cada nuevo paso la atención de un público que no estaba. A esas intempestivas horas la playa no era más que un auditorio desierto.
Escrutó las estrellas y buscó cual sería su lugar en el firmamento; profetizó en silencio que ninguna brillaría como ella. Miró altiva a la que esa noche sería su cámara: redonda y enorme, ésta, respondió a su descaro tiñendo de blanco la vetusta figura de su arrugado cuerpo mientras las olas a forma de telón se hicieron atrás para franquearle el camino hasta el improvisado escenario.
Dispuesta a fraguar su mejor interpretación, la que haría claudicar a la cosmopolita crítica que le había desterrado al olvido, volvería a copar portadas enmudeciendo artificiosos estrenos de baja pasta y desalmados efectos especiales. Su nombre escaparía sin duda alguna de las infames necrológicas, fosa común de la vulgaridad a la que iban a acabar sus días todos los secundarios.
• • •
Valparaíso Chronicle, 20 noviembre
« Expertos de todo el mundo intentan desentrañar el misterio del fallecimiento de una conocida actriz de los años setenta cuyo cuerpo ha aparecido en la playa, contra toda lógica, como los personajes de las antiguas películas que interpretó: en blanco y negro »