Empezamos a aprender a través de la experiencia. Aprendemos introduciendo la aceituna en la boca…o, en este caso, en la mente. Aprendemos gracias a la curiosidad y la atención, primero por comparación, luego por imitación. Esa experiencia y ese esfuerzo alimentan el intelecto y el espíritu, y los acercan a su propia individualidad.
Por eso estas experiencias tempranas – estos primeros poemas que conocemos – poseen una honda relevancia. Qué poemas son, cuál es su esencia, y su tono, y su intención, su peso, su música, su mensaje, su júbilo, su claridad, su vocación, su pasión…
Mary Oliver – La escritura indómita