Algunas palabras sobre el título, que no tienen otro objeto que enfatizar nuestra propia sorpresa sobre el título del ensayo reseñado. En el siglo III a.C, Chuang- Tzu (ahora se transcribe Zhuangi, sucesor de Lao Zi en el maestrazgo espiritual taoísta), escribió este proverbio, en el que se enfatizan los poderes de la inacción y del vacío: «Cuando se olvida el pie, es que el calzado está bien ajustado»[1]Chuang-Tzu. Monte Ávila, Caracas, 1991, p, 136. En efecto, sabemos que la zapatería bien puede ser el centro secreto, gracias a un libro de espiritualidad zen de bastante éxito, de toda una concepción del mundo[2]COMPANY, Flavia: Haru. Cada día una vida entera. Catedral, Barcelona, 2016. Lo que se nos indica, de una manera no diferente a la que proponía Lao Zi, es que el verdadero poder en muchos casos podría confundirse con la impotencia. Por otro lado, una leyenda bien extendida afirma que el filósofo alemán Hegel terminó la Fenomenología del Espíritu la noche antes de que Napoleón Bonaparte hubiese terminado también con la conquista de su ciudad, Jena, después de una terrible batalla, y que el mismo Hegel vio al emperador montado a caballo entre el humo de los cañones y de los incendios. La primera parte es cierta, la segunda, esa en la que se encuentran frente a frente, los dos espíritus más importantes, uno desde la historia y otro desde el concepto, se non é vera é ben trovata. En cualquier caso, lo que en esa anécdota viene a trasladarse es algo que cada vez conocemos mejor, a saber, la conciencia cuasi religiosa con la que Hegel entiende el poder y el Estado, y esto ya en su juventud, cuando Kant y Fichte, por no hablar de sus entonces amigos Schelling y Hölderlin, tal vez acariciasen visiones alternativas[3]ROCCO LOZANO, Valerio: La vieja Roma en el joven Hegel. Maia, Madrid, 2011.
No parece que Hegel fuese otra cosa que afín a la dureza objetiva de lo real, así que el título de Byung- Chul Han, con su mención a la amabilidad[4]Byung-Chul Han: Hegel y el poder. Un ensayo sobre la amabilidad. Herder, Barcelona, 2019, era casi inevitable que me sacudiese como una provocación, incluso bajo una suerte de violencia tan imperiosa como inmanejable y paradójica. Hay que decir que este filósofo de origen coreano, y que podemos considerar un heideggeriano heterodoxo, ha venido a revolucionar la filosofía alemana contemporánea, entre otras razones porque abre una tercera vía de extraordinaria frescura, en la ya agotada disputa de titanes entre Peter Sloterdijk y Jürgen Habermas. Es solo una opinión, pero no creo que el primero se haya visto inmune a una cierta deflación de expectativas, sin que por ello sea menos verdad que la enciclopedia con origen en Frankfort necesitaba una renovación radical, y no una mera operación publicitaria dentro de los medios.
El libro de Byung-Chul Han, que podríamos considerar una singular relectura taoísta o zen de Hegel, pues a fin de cuentas ya ha demostrado el filósofo coreano su querencia por el budismo[5]BYUNG-CHUL HAN: Filosofía del budismo zen. Herder, Barcelona, 2015, entendido de una manera amplia, igual que el propio Heidegger, como una cierta mirada sobre la realidad, afín a la atención flotante, al silencio, e incluso a esa Gelassenheit, serenidad tomada de Meister Eckhart, y que siempre gusto de señalar con nuestro muy castellano dexamiento, en homenaje a la mística heterodoxa de los alumbrados, no surge de la nada y es el retoño de un capricho. Esto quiere decir, por encima de toda otra consideración, que esta re-lectura hegeliana hay que interpretarla, siquiera parcialmente, en conexión con una teoría política más amplia, y que expone con claridad desde el inicio en el ensayo dedicado explícitamente a ella: «Por «poder» suele entenderse la siguiente relación causal: el poder del yo es la causa que ocasiona en el otro una determinada conducta contra su voluntad. El poder capacita al yo para imponer sus decisiones sin necesidad de tener en consideración al otro. El poder del yo restringe la libertad del otro. El otro sufre la voluntad del yo como algo que le resulta ajeno. Esta noción habitual de poder no hace justicia a su complejidad»[6]BYUNG-CHUL HANG: Sobre el poder. Herder, Barcelona, 2016, p. 11.
Precisemos, no es que el poder no sea aquello que se menciona, sino que no es sólo aquello, ni siquiera de una manera principal. Puesto que violencia y libertad son como los dos extremos de su escala. Y para dar cuenta de esta complejidad propone una quíntuple perspectiva: lógica, semántica, metafísica, política y ética, de tal manera que el poder obtiene una cierta autonomía ontológica, incluso desembarazado del común aspecto político. Desde el punto de vista lógico, los objetivos serán el funcionalismo de Niklas Luhmann, cuya crítica en gran parte podría suscribir sin dificultad Jürgen Habermas, pero también la pintura negativa que dibuja Elias Canetti: «Obsesionado por la muerte, Canetti parece olvidar que el poder no se limita a matar, sino que sobre todo deja vivir«[7]Sobre el poder, p. 44. La perspectiva semántica va aparejada a Nietzsche, pero también al Man heideggeriano, ese «se» del «se dice», de las Gerede o habladurías. Porque nos movemos casi siempre en el espacio de lo dicho, incluso de lo re-dicho, sin rozar nunca el decir mismo. La parte más importante del ensayo está dedicada al enfoque metafísico que es el que ya establece una cierta pauta interpretativa de Hegel, así que la dejamos en suspenso para conectarla con el libro que reseñamos. El capítulo político sobre todo profundiza en la crítica de la noción de soberanía de Carl Schmitt, vinculada al estado de excepción, pero también achaca a Hannah Arendt que su teoría es tan formal, e incluso atractiva por su sencillez, como incompleta, al identificar lo político a partir de un mero vivir juntos de los seres humanos. Tampoco deja muy bien parada la teoría de la acción estratégicamente orientada de Habermas. Podríamos suponer que es en su corolario ético donde Byung-Chul Han expone su propia tesis, pero no hay tal.
En realidad el verdadero salto afirmativo está de alguna manera disimulado en la lectura de Hegel, adelantada en el capítulo dedicado a la metafísica del poder. Según esta, el poderío de lo vivo consiste en ir más allá de sí mismo. Y esto lo hace casi siempre por intermediación, de tal manera que la coerción sólo aparece cuando hay una intermediación pobre, un déficit de poder por lo tanto. El poder es apropiador, transforma el mero ser en posesión. Y también se puede identificar, en cuanto Espíritu como un proceso de interiorización, que doblega lo externo a lo interior. La tarea del concepto es aprehender, comprender, como una fuerza gravitatoria que congrega las partes en uno. Esto es independiente de la coerción, porque la violencia por definición es lo que carece de concepto. El poder para Hegel es esa astucia de la ampliación y continuidad de la vida. Una que, como ha señalado Fredric Jameson, desde un marxismo bien fundado, puede valerse hasta de la escisión cismática para mejor servir a la unidad[8]JAMESON, Fredric: Las variaciones de Hegel. Sobre la Fenomenología del Espíritu. Akal, Madrid, 2015, p. 91.
Con esta falsilla puede entenderse mucho mejor el libro de Byung-Chul Han que reseñamos, y que es de una extraordinaria riqueza, porque en realidad se trata de dos ensayos en uno. El primero es un brillante y nada banal curso sobre Hegel, y el segundo es ese ensayo sobre la amabilidad que, al principio todavía medio oculto, va apoderándose del texto poco a poco, hasta hacerse central, no ya como lo que torna amable a Hegel, sino como lo que lo supera. Y para eso, para presentar ese manifiesto de la amabilidad, el filósofo recurrirá al budismo: «La nada budista es, en realidad, todo lo contrario del poder. Cuando no hay concentración y continuidad sustancial ni interioridad subjetiva ni contracción hacia sí, cuando ya no hay nada persistente, tampoco surge un poder. La nada significa que no hay nada a lo que pudiera adherirse el poder. El vacío de la nada permite que todo transcurra, se combine y se refleje mutuamente. Afloja la rigidez. En eso consiste su amabilidad»[9]BYUNG-CHUL HAN: Hegel y el poder. Un ensayo sobre la amabilidad. Herder, Barcelona, 2019, p. 128.
Para llegar hasta aquí, no obstante, ha realizado el autor una minuciosa y original deconstrucción de toda la filosofía de Hegel, y como le hubiera gustado a Derrida, ha elegido los accesos más intransitados, los más circunstanciales en apariencia o irrelevantes, para mejor dirigir su mirada al núcleo del planteamiento hegeliano. El primer abordaje es a partir de la estética, y sobre todo desde la música, explorando en la melodía, en el vacío y la forma. El segundo, que identifica como fisiología del poder, es un estudio muy preciso de lo que significa la digestión y la nutrición en la filosofía de Hegel, aunque eso haya de llevarnos también al amor, al menos en su pensamiento juvenil, porque amamos al otro como caja de resonancia o mejor espejo del yo, según esta estrechez hegeliana que, a pesar de los pesares, siempre me ha parecido demasiado ajena al despojamiento verdaderamente romántico. Probablemente, Byung-Chul Han reserva esto para el regreso metafísico de su exégesis, cuando el amor eterno se plantea como una libertad infinita, y que es una verdadera travesía del otro[10]Hegel y el poder, p. 99. Se dice que el concepto es más potente que la sustancia en Hegel, lo que vendría a significar que no te amo porque eres sino que te amo porque te sé. La penúltima página, siguiendo un despliegue de su lectura según un modo ordenado hegeliano, vendría reservada a la teología del poder, que, sin sorpresa alguna a estas alturas, no se dedica a Carl Schmitt sino más allá, au delà, a Emmanuel Lévinas: «Ni el espíritu hegeliano ni el rehén leviniano, ni el nominativo ni el acusativo son amables. La amabilidad abandona el caso mismo. Se eleva por sobre las declinaciones«[11]Hegel y el poder, p. 136. Lao Zi dirá que conservar lo débil es a lo que llamamos fortaleza. Hasta la tierra del crepúsculo llegó alguien de la tierra del amanecer y desde entonces aprendemos de él.
Título: Hegel y el poder
Un ensayo sobre la amabilidad |
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Referencias
↑1 | Chuang-Tzu. Monte Ávila, Caracas, 1991, p, 136 |
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↑2 | COMPANY, Flavia: Haru. Cada día una vida entera. Catedral, Barcelona, 2016 |
↑3 | ROCCO LOZANO, Valerio: La vieja Roma en el joven Hegel. Maia, Madrid, 2011 |
↑4 | Byung-Chul Han: Hegel y el poder. Un ensayo sobre la amabilidad. Herder, Barcelona, 2019 |
↑5 | BYUNG-CHUL HAN: Filosofía del budismo zen. Herder, Barcelona, 2015 |
↑6 | BYUNG-CHUL HANG: Sobre el poder. Herder, Barcelona, 2016, p. 11 |
↑7 | Sobre el poder, p. 44 |
↑8 | JAMESON, Fredric: Las variaciones de Hegel. Sobre la Fenomenología del Espíritu. Akal, Madrid, 2015, p. 91 |
↑9 | BYUNG-CHUL HAN: Hegel y el poder. Un ensayo sobre la amabilidad. Herder, Barcelona, 2019, p. 128 |
↑10 | Hegel y el poder, p. 99 |
↑11 | Hegel y el poder, p. 136 |