Cantando en las azoteas deja pequeñas y grandes pinceladas y dosis de realidad. El documental es sombrío, tenue y por momentos monótono pero cada parte tiene sus pros y sus contras.
Gilda Love / Eduardo, el último transformista del barrio chino de Barcelona, malvive con una mísera pensión. Para sobrevivir quiere seguir actuando, pero las llamadas que tiene son para cancelar sus shows. Todo cambia cuando sus vecinas de edifico tienen una sorpresa para ella, Chloe la hija de un chico a quien cuidó años atrás. Ahora esa niña, a quien de primeras no quiere aceptar, se ganará su cariño y será su motor.
Sombrío porque su casa es oscura, como todo lo que esconde, fría y austera. Solo se ve con cambios de tonalidades cuando Gilda saca sus pinturas y sus vestidos, legado de un pasado que ella quiere que se quede, pero que no es representativo del presente.
Tenue debido a que podría haber narrado más con respecto a su pasado, todo queda escondido en su mirada, en la languidez de la soledad que se plasma a la perfección. En esa voz, de desesperación, pidiendo un trabajo, un escenario donde ganar un dinero, pero también, donde ser Gilda y no ser Eduardo.
Monotonía impuesta por la verdad, por el día a día que no da más de sí. Cada día es una lucha. una batalla, pero no con el mundo, con el mismo. Con reconocer ante el espejo y ante su alma que ha llegado el momento de parar de luchar, o no.
Siempre las comparaciones son odiosas, pero teniendo en cuenta que hace poco tiempo que teníamos Mami, una cinta donde los puntos de unión con Cantando en las azoteas se me antojan bastantes, aquí nos encontramos con una cinta con menos gancho, con la sensación de estar todo más forzado y al mismo tiempo que es un grito de auxilio y de reivindicación por ser como es y querer siguiendo así.
Cantando en las azoteas tiene la habilidad que sobre un solo personaje dibujar una ciudad, un sistema y una sociedad del pasado y del presente, y eso no es poco, es mucho en 74 minutos.
Dirección: Enric Ribes Guión: Enric Ribes, Xenia Puiggrós con la colaboración de Isa Campo y Marta Vivet Reparto: Eduardo Rondón, Chloe Romero. Dirección de fotografía: Anna Franquesa Dirección artística: Mónica Bernuy Dirección de sonido: Federico Dissandro Montaje: Guillermo Irriguible, Sofi Escudé, Queralt González Productora Ejecutiva: Valérie Delpierre Productora: Inicia Films S.L con el apoyo del ICAA, ICEC, TV3 y la colaboración del Institut Ramon Llull Distribución: Bteam Pictures Elenco: Eduardo Rondón, Chloe Romero.