Siete minutos de incendio, de la infancia lejana al olvido del tiempo, quizás la metáfora del fuego purificador sea demasiado evidente, quizás no baste para armar una historia aunque sea breve, pero visualmente el experimento es potente, cautivador en su imagen, en los interiores de esa casa que va siendo consumida. En el fuego este corto se emparenta con la primera película de Ryan Gosling, ausentes los personajes de carne y hueso son los objetos, los espacios utilizados por las personas las últimas en desaparecer, y con ellos, nuestra propia existencia. Ausentes las personas de nosotros no queda nada más que aquello que acumulamos, cuando el fuego lo consuma en la oscuridad de la noche, nada quedará de nosotros.
(Miguel Martin)
Completamente adscrita al cine experimental. Al igual que sucede con los referentes plásticos del cine de animación, que domino tan poco y tan mal, es un cine que ni me interesa demasiado ni comprendo (que es muy diferente a ser un cine sin interés e incomprensible). Vemos una casa arder durante siete minutos. Podría impostar algunas reflexiones sobre el espacio, el tiempo y el recuerdo, pero me parecería una tomadura de pelo. Y este trabajo no me lo parece, pero querría procurar que mi actitud ante él tampoco lo fuera.
(Sergio Sánchez)
Amanece Metrópolis con sus reseñas de los cortometrajes de La Guarimba Film Festival aporta su granito de arena en la difusión de dicho festival.
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