Lo prometido es deuda, así que, como ya os comunicamos en la entrada en la que hicimos público el fallo del jurado, aquí están los microrrelatos que se presentaron a nuestro concurso -obviamente, aquellos que se ajustaban a las bases-. También podéis descargarlos en un pdf en el siguiente enlace: Textos participantes en nuestro I Concurso de Microrrelatos ‘Salitre’
I Concurso de Microrrelatos ‘Salitre’
GANADOR
JORDI PADRÓS MARTÍNEZ
La raíz de baobab bañada en salitre creció tanto que destrozó el asteroide B612. El Principito confundió el herbicida con el fertilizante.
FINALISTAS
JOSE DÍAZ GARCÍA BURELA
La última foto. Decidí arrojar al mar su última foto, la única que conservaba. Pensé que así, bañada en salitre, su recuerdo al fin, se ahogaría con ella.
SANDRA MONTEVERDE
Cautiva. El sedal se tensó. La sacó del mar, bañada en salitre.
La sirena pidió: llévame a tu casa.
No puedo, explicó él, tengo tres gatos.
PARTICIPANTES
AGUILERA, CARLOS. El banquete. Después de varios días de estar bañada en salitre, los aldeanos procedieron a comérsela.
AGUILERA, CARLOS. Delirio en la mina. Se levantó y se sacudió. Estaba bañada en salitre. No le importó, quizá nunca vería la nieve.
AGUILERA, CARLOS. Fantasma. Con la caída de las ventas, los trabajadores y sus familias se fueron. El pueblo se quedó acompañado de una historia bañada en salitre.
ALONSO, MATEO. Ensalada de entrañas en jugo propio, costillada de búfalo bañada en salitre y sorbete de azufre con barquillo y tuétano. A comer, diablos.
ALONSO, MATEO. «Bañada en salitre», dijo tras la puerta, confiando en que la contraseña fuera la misma. Abrí. Lo que había cambiado era su carcelero.
ALONSO, MATEO. El ave fénix se levantó, perezosa, y acudió a su agenda para consultar sus actividades para hoy: «morir bañada en salitre», «renacer».
ÁLVAREZ, REBECA. Implosión. Nieva mientras limpio lo blanco de la página. No vuelvas sin avisar. Sigo bañada en salitre. Un minuto más y verías fuegos artificiales.
ÁLVAREZ, REBECA. Viaje al sol. Volviste del sol en colores de otoño, peinando los destellos dorados me diste la mano pero al verme bañada en salitre encogiste tu corazón.
ÁLVAREZ, REBECA. Montaña de salitre. Emprendí la marcha vertical a la cima, caí en sólida roca y mis huesos se hicieron aire, la montaña bañada en salitre aceptó mi primer paso.
ANTOLÍN HERRERO, MARÍA SOL. Casa-barco. Vivía en la montaña, nunca vio el mar. Así que compró aquella casa azul con forma de barco para sentir su casa bañada en salitre.
ANTOLÍN HERRERO, MARÍA SOL. El pueblo orfanato. La niña apareció en el pueblo bañada en salitre, vivió con cada familia. Sola ya, en su casa-árbol, casi tocaba el mar.
ARCO, LEONARDO. La brisa viene ahora del mar. Bañada en salitre, sopla a ráfagas, como inquieta, buscándote; pero tú ya no estás.
ARCO, LEONARDO. El barco era pasto de las llamas. La flecha, bañada en salitre, azufre, cal viva, resina y grasa, dio en el blanco. Fuego griego abrasador.
ARCO, LEONARDO. Apretó mi pequeña mano con firmeza. La suya era grande y fuerte, bañada en salitre, áspera y agrietada. Era mi padre. Fue pescador.
ARJONA, IVÁN. Eva. Descalza por la arena, arrastrando su vestido bañado en salitre, venía Eva, tan bella, a darme el regalo de mi vida: nuestro primer beso.
ARJONA, Iván. Salvar una vida. Pareciome mentira, mas logré salvar la vida del pescador, que con su cuerpo hundido y bañado en salitre, luchó y aguantó hasta mi llegada.
ASENSIO, SILVIA. Mientras el viento de poniente le acariciaba la cara, el mar dibujó el contorno de la sirena bañada en salitre.
ASENSIO, SILVIA. Tengo el alma bañada en salitre desde que te marchaste, amor.
ASENSIO, SILVIA. Mi mano bañada en salitre, testigo mudo de tu ausencia.
BARALT, RAFAEL. El adiós. Dicen que con cada despedida morimos un poco. ¿Evitar el torrente? Hoy te vas, yo muero. Mi mejilla, bañada en salitre, sintió tu mismo mar.
BARALT, RAFAEL. Promesa. Pusimos una moneda entre dos rocas, escondida, en secreto; volveríamos a vernos. Sólo sé que ahí sigue, bañada en salitre como mi alma sola.
BARALT, RAFAEL. Piel de vela. Emerge la raíz dormida, toca irascible la luna media, arquea y vuelve bañada en salitre. Queda sólo mi tez de vela derramada como la nieve.
BEJAR, LEÓN. Amnesia. ¿Quién escribe en las noches notas atentas y descaradas? ¿Quién busca en mi trance y sueño, verdad? ¿Quién ha sido bañada en salitre?
BEJAR, LEÓN. El árbol despierta. El árbol de cuyo nombre no quiero acordarme anhelaba el despertar de una bañada en salitre y soñaba y despertaba simultáneamente.
BEJAR, LEÓN. Sueño e inanición. Hubo alguna vez un sueño diferente. Él no esperaba ansioso el turno para ver cómo la realidad era bañada en salitre.
BENAVIDES, ALEX. Caliche Sangriento. Ana va corriendo a la calichera donde trabaja José. Muchos no volvieron tampoco él. La pampa está bañada en salitre y hoy de sangre obrera.
BENAVIDES, ALEX. Las Ánimas de Humberstone. Juan recorre las ruinas de Humberstone. Una niña bañada en salitre que deambula por la calle le sonríe, Juan le saluda y ella desaparece.
BENAVIDES, ALEX. Bañada en salitre. ¡Por Dios, como ha crecido esta chiquilla, parece que eres bañada en salitre! exclama la abuela. La niña empinada sonríe y la abraza.
CASA, FERNANDO da. Calor. No recuerdo tu nombre, ni sé si lo supe. Te recuerdo a ti, bañada en salitre, ofreciendo tu cuerpo al sol. Hacía calor. Eso sí lo recuerdo.
CASTILLO, ÁNGEL. Náufrago. Mi sueño era llegar a Europa para poder respirar. Me agarré a aquella embarcación, bañada en salitre, y cerré los ojos. Llegué náufrago.
CASTILLO, ÁNGEL. Sirena. Mi alma estaba bañada en salitre, estaba cansado del mundo, entonces, mi corazón se hizo escamas y busqué el paraíso en el fondo del mar.
CASTILLO, ÁNGEL. Mensaje en una botella. Aquel mensaje en el interior de esa botella sin alma, bañada en salitre, contenía el mejor secreto: en el fondo del mar no hay guerras.
CAURÍN, NACHO. Sentado en el rompeolas la vio asomada a la orilla del mar bañada en salitre. La saludó, anocheció, no había ganas de volver a casa.
DÍAZ, JOSE. La última foto. Decidí arrojar al mar su última foto, la única que conservaba. Pensé que así, bañada en salitre, su recuerdo al fin, se ahogaría con ella.
DÍAZ, JOSE. Mejor que me vaya. Me quedé bañada en salitre, el de sus lágrimas. Ahogada en la tempestad de unos ojos, que rebeldes a su cobardía, aún me revelaban amor.
DONCEL, JOSE JAVIER. No dejas que te cuente. Se despereza el sol saliendo mojado y perlado del agua oceánica; infla el viento la velamen bañada en salitre… ¡Piratas! ¡Sí, tú, pirata!
DONOSO, MARÍA. Rocé su seno. Y fue en ese momento en que mis labios rozaron la aureola del seno de mi madre bañada en salitre, dejando un sabor exquisito en mi paladar.
DONOSO, MARÍA. Soledad y placer. Es una relación recíproca en un escritor la existente soledad y placer, una concordancia cual mar que humedece la arena bañada en salitre.
DONOSO, MARÍA. Voz bañada en salitre. Tu voz bañada en salitre, lugar donde naufraga mi recuerdo. El mar se ha secado. El sonido de tus labios se ha extinguido. Hoy he muerto.
ESPEJOS, ALICE. Doscientos años bañada en salitre para terminar en el estómago de una ballena. Qué final tan irreverente para una moneda acuñada en oro.
FABIÁN SALINAS, SERGIO. Tiradora. Bañada en salitre entre los escombros; apuntó su rifle y jaló del gatillo. La bala impactó al soldado enemigo y ella volvió a ser salitre.
FERNÁNDEZ FRÍAS, IVÁN. Caracola prohibida. Hechos un nudo, aspiró su piel aún bañada en salitre. Era como una caracola prohibida, ajena a su mujer, sus hijos, el trabajo. Deliciosa.
FERNÁNDEZ, MAITE. La cúpula del Gobierno apareció bañada en salitre. Soñaban con una democracia fértil y productiva. El pueblo había abonado a sus políticos.
FI, ANGELO. ¡Mangui dem! —gritó con la cara bañada en salitre, los pies callosos rizando la gelatina del agua. ¡Mangui dem! —repitió, y la barca partió.
FÚSTER, ANA. Nunca aprenderé a nadar. Llevaba noches sumergiéndome en los océanos de sus ojos azules. Un día amanecí junto a él bañada en salitre y ahogada.
FÚSTER, ANA. Breaking News. Los paleógrafos descifran una palabra del manuscrito hallado dentro de una botella bañada en salitre en el Mar de la Tranquilidad.
GALVÁN, ADALBERTO. Espero que el cansancio desaparezca y los sollozos me lleven a ti. ¿Silencio por qué no ya? Silencio y muerte. Vida bañada en salitre…
GALVAN, ISABEL. Aquel pastel de cumpleaños fue mi gusto, así deleité su merengue con azúcar. Parecía la torta bañada en salitre, casi rasposa como fuego.
GALVAN, ISABEL. Recordé mi sueño; mi pared bañada en salitre. De repente, una llamarada se vertió cuando puse color amarillo y rojo sobre la fachada.
GALVAN, ISABEL. Caía el granizo liviano, era la fantasía de nieve sobre la calle, cual bañada en salitre y así sobre ella, me resbalé.
GARCÍA, NURIA. Manojo de plumas y nitrato late acelerado en la palma de mi mano. Cloruro y arena. Ave bañada en salitre agoniza en el confín de la estepa.
GARCÍA, NURIA. Salitre es un can cariñoso y niñero, fue un regalo especial para Eva. Mi pequeña duerme bañada en Salitre aliviando su larga convalecencia.
GARCÍA, NURIA. ¡Ser posesivo! ¿Qué más puedo ofrecerte? Me he rendido a ti con el alma bañada en salitre, saciada de polvo y envuelta en mil lágrimas.
GARCÍA, ROSI. En la orilla. Cual sirena, bañada en salitre, se despojó de todos los males que cargaba en su pecho… y murió varada en la orilla de la playa.
GARCÍA, ROSI. Al despertar. Golpes de mar, espuma, violentas olas, frío… Despierto bruscamente de un sueño, y siento la lengua bañada en salitre.
GARCÍA, ROSI. Una diosa. Era una diosa del amor, puro espectáculo verla salir del agua, besar su piel bañada en salitre. Aún sueño con ella. Lástima que me abandonó.
GONZÁLEZ RICO, SUSANA. Cómplices. La noche fue testigo de cómo brillaba la luna sobre la piel bañada en salitre de los amantes, y el mar les guardó el secreto.
GONZÁLEZ RICO, SUSANA. Día de mercado. En la calle bañada en salitre, la gaviota dejó escapar sus últimos sueños de libertad.
GONZÁLEZ RICO, SUSANA. El pescador. Su boca bañada en salitre intentó besar el aire, pero ya no había anzuelo posible.
HERNÁNDEZ, FRANCISCO. La desilusión. Tomó el transbordador de la ruta 4, rumbo Norte. La mochila, bañada en salitre, rezumando ilusiones intactas. La ruta 4 fue suprimida.
HERNÁNDEZ, JERO. El arte. La pieza, bañada en salitre durante siglos, brillaba coloreada de líquenes y coral. En lugar de muerte, el cañón ahora disparaba belleza.
HERNÁNDEZ, JERO. Regresión. Amada sirena bañada en salitre ¡cómo brilla el sol en tu piel mojada! Voy a la toalla a leer el diario ¿no vas a salir de una vez del agua?
HERNÁNDEZ, JERO. El alquimista. No. Además de estar bañada en salitre la muestra necesita un proceso más. Algo que no haga volar de nuevo el laboratorio.
HERNÁNDEZ, MISAEL. Haiku. La despedida, más dulce, bañada en salitre.
HERNÁNDEZ, MISAEL. Greguería. La estrella, en el mar, perdió su luz por permanecer bañada en salitre.
HERNÁNDEZ, MISAEL. Anuncio. “Bañada en salitre” tu revista cultural marina. Publicada por el Pulpo y el Pez Espada. Todas las semanas en tu caracola más cercana.
JIMÉNEZ REINALDO, JESÚS. Las nalgas al frío. Me embaucó con el ron de papaya y la lluvia de Perseidas, pero al amanecer me abandonó en la playa, bañada en salitre, las nalgas al frío…
JORDIDI. Quedarme bañada en salitre era, honestamente, lo mejor que podía pasarme.
JORDIDI. Para esconder las lágrimas que con una velocidad asombrosa rodaban por mis mejillas, sumergí mis mares, bañada en salitre.
LAGUNA, SEBASTIÁN. Mi recámara era tan privada y nuestros cuerpos destilaban tal pasión y sudor, que la pared terminó bañada en salitre.
LAGUNA, SEBASTIÁN. Con la vieja carabina del General, bañada en salitre, los presos recibieron la muerte con la misma indiferencia con que recibieron la vida.
LAGUNA, SEBASTIÁN. Su llanto y tristeza fue tal cuando él se fue, que cada mañana amanecía bañaba en salitre de sus lágrimas.
LARRAÑAGA, ELIZABETH. Halló la escultura de hierro bañada de salitre. Al quitar la costra quedó una imagen carcomida. El recuerdo de aquella mujer se fortificó.
LARRAÑAGA, ELIZABETH. Le decían bruto. Tenía una casa bañada de salitre. Los ilustres vieron santos en las manchas y obsequiaron una gran casa al dueño indigno.
LARRAÑAGA, ELIZABETH. El exiliado solo podía llevar un objeto del lugar. Eligió una caracola bañada de salitre. La voz, olor y sabor de aquel amado puerto.
L.M., RICARDO. Bañada en salitre la araña pasa sin querer frente al espejo y nota algo blanco en su cabeza; aprisa empieza a tejer patucos para sus nietos.
L.M., RICARDO. El temblor sacudió la casa. Cuando los dolientes volvieron adentro, su cara bañada en salitre, semejaba la de un mimo haciéndose el dormido.
LÓPEZ, CAROLINA. Ella, bañada en salitre y crudo, yacía sin vida a las orillas del golfo. Sus alas no volverían a alzarse en busca de un nuevo horizonte.
LÓPEZ, CAROLINA. “La gota abre la piedra, no por su fuerza sino por su constancia”. Bañada en salitre, iba calando su pétrea superficie hasta perforarla.
LÓPEZ, CAROLINA. No pudo más con el sufrimiento que lo desgarraba por dentro. Alcancé a ver una de sus mejillas, bañada en salitre.
LÓPEZ, J. ANTONIO. Lo más difícil fue subir a la roca. Su lengua bañada en salitre pronunció una cifra; saltaron al mar. Cada día Gardel canta mejor.
LOUREIRO, EDWEINE. Excesiva. Bañada en salitre, adormeció. El novio, hipertenso, yacía a su lado.
MAGERIT, JAVIER. Apuntito de dormirme, todo tomaba sentido, livianamente. Las olas, bañada en salitre, el Sol. Y de repente, respiro. Silencio, dormida.
MANETTI, MARÍA. Alguien detrás. Caigo en la arena y bañada en salitre, intento seguir.
Él llega.
Me tomó de sus alas.
Las mías quedaron rotas en el mar.
MANETTI, MARIA. Un sótano, un lámpara desvencijada bañada en salitre y ella sin aire. Nadie escuchó sus gritos después del trágico tornado.
MANETTI, MARÍA. En la tumba gris, se veía era una manija de ataúd bañada en salitre. Todos los 28, resucitaba, riendo a carcajadas con gusto a madera.
MARINELLI, ANDREA. Quería amar, a pesar de su destino. Llevaba el amargo recuerdo de su madre. Tragedia para aquel nacido de tierra infértil bañada en salitre.
MARINELLI, ANDREA. Amor de verano. Recuperaron sus restos del mar. Bañada en salitre, aún palpitaba su alegría entre perlas y sirenas.
MARINELLI, ANDREA. Encallados. Llevaba años esperando sobre la cálida arena. Su hermosa cabellera bañada en salitre contaba historias sobre amores piratas.
MARTÍN, DANIEL. Pasé más de veinte años de mi vida buscándola y, por fin, ahí estaba, tal y como la dejaron, enhiesta, bañada en salitre: la esposa de Lot.
MARTÍN, DANIEL. Cobré la amarra bañada en salitre y sentí una lágrima, tanto o más salada, surcar mi mejilla. No volveré a pisar la tierra que me vio nacer.
MARTÍN, DANIEL. De grandes ojos oscuros y mirada profunda, cabello ondulado y brillante y piel blanca bañada en salitre. Es una ondina, ninfa de las aguas.
MARTÍNEZ, GUSTAVO. Dormito en el cine. La vecina roza mi mano, su ingle la traga, la saco bañada en salitre. Me inclino y su poder vulváceo me succiona. Despierto.
MARTÍNEZ, GUSTAVO. Con una mano polvorienta y la otra bañada en salitre, Dios cuenta sus criaturas. Con la tercera toma la taza de café que humea en mi cocina.
MARTÍNEZ, GUSTAVO. Bañada en salitre flota la memoria de mis días azules, grises y dorados, dando coherencia a lo que creo ser, una ola en el mar de la vida.
MARTÍNEZ, REME. El estibador. Acabó su jornada, la frente bañada en salitre y sudor; la bodega del buque ya quedó cargada, regresa a su hogar.
MARTÍNEZ, REME. La mora. Bajó del Benacantil, furtivamente, en la oscuridad; solo la luna fue testigo mudo del placer de sentirse bañada por salitre de mar.
MARTÍNEZ, REME. La roca. Vienes y me golpeas, y luego te vas, te alejas, y yo aquí inmóvil, varada, ola tras ola bañada en salitre de mar.
MONTEVERDE, SANDRA. Se sumergió en el agua una tarde.
La sacaron bañada en salitre cual una nereida, mas, sin su alma.
La había olvidado en la sima del océano.
MONTEVERDE, SANDRA. Apenas si veía su sombra en la llanura bañada en salitre. La elección era entre ella y el hambre. Se fue y ella… ¿viviría un día más sin él?
MONZÓN, JUAN PABLO. Vuelven. Vuelven, hediendo a azufre, con sus manos agobiadas, la mirada de hierro, el alma bañada en salitre y la mugre de nuestro País en las uñas.
ORTIZ, NURIA. Tras el cristal vi la pulsera bañada de salitre con mi nombre. Nadie en la sala de exposiciones supo que yo era superviviente del Titanic.
ORTIZ, NURIA. La encontré en la orilla del mar bañada en salitre. Abrí la botella. El mensaje me hizo llorar. Mi vida no volvió a ser la misma.
PADRÓS MARTÍNEZ, JORDI. Al asomarme a la ventana pude ver Mimas, luna de Saturno, blanca y brillante, como bañada en salitre. Valió la pena robar la nave a la NASA.
PADRÓS MARTÍNEZ, JORDI. De la Atlántida sólo quedará una torre bañada en salitre, les dije, mas no me creyeron. Ahora los ruegos de sus almas los silencia el mar.
PATIÑO, ENRIQUE. Me recibió bañada en salitre, acezante y con sed. Pedía agua. Solo pude darle mis labios húmedos. Los bebió hasta que fui yo el sediento.
PATIÑO, ENRIQUE. Cuando la vi bañada en salitre entendí lo que me decía la abuela cuando me veía apático: ponle sal a la vida. La puse a ella y todo encaja.
PÉREZ, CALIXTO. Siesta en la playa. Uñas adolescentes dibujan en mi espalda bañada en salitre.
Día de calor, resaca y baño.
Y rozarnos la piel. Y besos.
Veranos con quince años.
PÉREZ, CALIXTO. Tras la inyección, todo cambió.
Flotar inerte, como bañada en salitre.
Sentir vértigo. Volar.
Irónico final a tantos años inmóvil e insensible.
PÉREZ TORRES, JORGE ARMANDO. Sodoma. La esposa de Lot observaba el objeto que caía del cielo; luego, una luz cegadora. Cuando Lot pudo verla, ella, estaba bañada en salitre.
PÉREZ TORRES, JORGE ARMANDO. Obra de arte. El artista emparedó el cuerpo; lo colocó en el sótano, bañada en salitre. Luego subió y escribió la historia de su crimen: “El gato negro”.
PÉREZ TORRES, JORGE ARMANDO. Time machine. La chica tomó tres pastillas “del día siguiente”, y así viajó en el tiempo. El futuro, es otra historia.
PI MARTÍNEZ, FRANCISCO. El mar se la dio bañada en salitre, irisada y lisa. La tomó y la observó con cuidado. Junto a él, Concha preguntaba: “¿Qué es eso, amor?”
PI MARTÍNEZ, FRANCISCO. Su brillante superficie, bañada en salitre, se retorcía, lanzando destellos en todas direcciones. Al fin, cayó a la bodega. Era una merluza.
PI MARTÍNEZ, FRANCISCO. Es verano. El Cantábrico besa las playas de mi tierra y me despide cuando salgo, bañada en salitre, después de nadar un rato. ¡Hasta mañana!
PÍRIZ GONZÁLEZ, DIEGO. La mitad de mi anatomía bañada en salitre, la otra, salpicada y al sol. Luego el grito de quien me descubra. Aquí no se suele morir.
PUENTES, JUAN CAMILO. ¡Mujer muere bañada en salitre! Leía Juan en el periódico matinal. Recogió un suspiro y mirando al pequeño José le dijo: ¡Sí que la extraño!
QUIÑONEZ, EMANUEL. Alma-mula. La mujer, alma-mula convertida en animal bañada en salitre recupero su forma al ocultarse la luna, curada sin una oreja.
QUIÑONEZ, EMANUEL. Mujer. Él tomo una costilla la envolvió en barro le dio forma, la empapo en sal y ¡así! bañada en salitre creo la primer mujer.
REY, MARÍA. Boda. Verse fue amarse. Ella practicaba submarinismo bañada en salitre. Él nadaba sobre la espuma de su cuerpo. Lo suyo acabó en boda.
REY, MARÍA. El tatuaje. El bañador se abrió dejando ver el tatuaje de un hombre colgando de una viga. Arturo gritó. Ella se sintió bañada en salitre.
RINCÓN, AINHOA. Él la miró, mientras una triste lágrima rodaba por su blanca mejilla, ahora bañada en salitre. Y, con un suspiro, su corazón se apagó.
RÍOS, JUAN RAMÓN. Y volé. Me desnudé, me lancé, me sumergí, y volé, entre peces sí, pero volé, al salir, sentí la felicidad… con una lágrima bañada en salitre.
ROBLES, SALVADOR. Estandarte. Ondeaba la bandera roja en la playa. “¡Mis colores!”, exclamó la anciana comunista, bañada en salitre, revolcándose por la arena.
ROBLES, SALVADOR. Final. Bañada en salitre, la anciana se adentró en el mar y se dejó llevar por las olas hasta lo más profundo: los brazos de su pescador.
ROBLES, SALVADOR. Vida. La mujer racista sintió un calambre lejos de la orilla. A punto de ahogarse, una mano, bañada en salitre, la rescató. Una mano negra.
ROBLEDO, AMALIO. Ella estaba bañada en salitre y yo estaba deseando que con esto de la crisis se extinguiese el mineral.
RODRÍGUEZ, EZEQUIEL. Revista. Mi nombre saldría en la portada de la revista: “Bañada en salitre”. La mujer del dragón tatuado, llevaba consigo el único ejemplar.
RODRÍGUEZ GARCÍA DE CASTRO, ISABEL. Aquella oficina salitrera, antaño llena de movimiento y ruido, no era más que un silencioso pueblo fantasma sobre tierra bañada en salitre.
RODRÍGUEZ GARCÍA DE CASTRO, ISABEL. Volvía a casa como miles de trabajadores más, con la ropa bañada en salitre y los músculos entumecidos tras horas de trabajo en Humberstone.
RODRÍGUEZ GARCÍA DE CASTRO, ISABEL. Un disparo rompió el silencio de la salitrera abandonada y el cuerpo del hombre cayó con un ruido sordo sobre la tierra bañada en salitre.
ROJO, CELIA. Vanidad. Pusiste sales en la tina para ser más bella, y de ti sólo quedó una calavera bañada en salitre.
ROJO, CELIA. La sirena. En medio de los barcos fantasmales y el mar carmesí, la sirena bañada en salitre canta buscando al marinero del cual se va a enamorar.
ROJO, CELIA. Una estatua. Las olas del mar han dejado a la estatua bañada en salitre y, con cada respiración, su cuerpo de sal se agrieta cada vez más.
ROLO, EDDY. Ella está bañada en salitre, una ola trae su cuerpo. La veo desnuda, y espero ansioso devorarla. ¿Qué más puede desear un pobre cangrejo?
ROLO, EDDY. Princesa del Mar. Veo a una princesa bañada en salitre. Se hunde y sale del mar a su antojo. La beso y por más sal que pone en mis labios, la siento dulce.
ROLO, EDDY. Naufrago en una tierra hermosa, bañada en salitre. Salgo a conquistar nuevas tierras, despierto y naufrago de verdad, esa es mi historia.
SAAVEDRA, RICARDO. Paisaje. Repique de campana, saludando maitines. Suave brisa del sur que huele a calma, arena y calidez, sobre la regala bañada en salitre.
SAAVEDRA, RICARDO. Canción. ¡Maldita mar! Tus largos brazos abrazan mortíferos la frágil figura bañada en salitre en la efímera línea del horizonte.
SAFONT, EVA. Ilusión
Aparece.
La escena: ella, la luna, el mar.
Danzan.
¿Llegará bañada en salitre hacia la orilla?
Cierro los ojos. Los abro, ya no está.
SALAS, M. CARMEN. Cual bocanada de aire bañada en salitre, Pilar reconoció fugazmente a su hija en el confuso mar de la enfermedad que le quitaba el recuerdo.
SALCEDO MÉNDEZ, OLGA. Asunto pendiente. Esa noche salí al balcón. Lamí la brisa bañada en salitre. Se sentó a mi lado. «Estoy encinta» dije. Sangre. Hoy lo espero en el mismo lugar.
SÁNCHEZ, MARÍA. A ella le encantaban los gatos negros y jugar debajo de las escaleras. Ella estaba bañada en salitre, por eso no me permitía acercarme.
SANMARTÍN, SERGIO. Llámame Ismael. Nos recibieron con cánticos de duelo. Penetramos en su «marsanto» —cuerdos al fin— y se la entregamos, bañada en salitre y arponazos.
SANMARTÍN, SERGIO. Solo hazlo. Emergió como una venus bañada en salitre y cortó las ligaduras que lo ataban al mástil. Él ni se inmutó; yo me zambullí tras ella.
SANMARTÍN, SERGIO. Con hoguera entra. Encontré su pelvis bañada en salitre: había sido bípeda, pero no humana. La abandoné, lo sé, pero por menos quemaron a otros.
SOLER GARCÍA, CARMEN. Allí estaba él, al borde de la salina, bañado en salitre, brillando al sol con pico en mano. Sé que no fue un sueño, por eso lo espero.
SOLER GARCÍA, CARMEN. Impregnada de salero. Salero de sal. Sal bañada. Bañada en salitre. No son lo mismo, por mucho que te guste la sal sus derivados.
SOLER GARCÍA, CARMEN. Endemoniado, maldito, canalla, malnacido e infame niño, ojala la madre que te parió, la boca te la bañara en salitre.
STORR. Prometeo. Una vez bañada en salitre Mary Shelley fue inundada por la revelación de que el hilo conductor de su novela iba ser la electricidad.
TIRADO JIMÉNEZ, ESPERANZA Disfrutaba de su crucero de verano. Paseando por cubierta, tropezó y cayó por la borda. Bañada en salitre, lo tuvo claro: Sería el último.
TIRADO, ESPERANZA. Flotando en el Mar Muerto, sin pensar en nada, bañada en salitre, disfrutando del sol y el aire seco del desierto.
TIRADO, ESPERANZA. La visita a las salinas le dejó un amargo recuerdo. Cayó vestida a una de las piscinas. Bañada en salitre volvió a casa hecha una furia.
UGARRIZA, RAKEL. El hallazgo. La encontré en la playa bañada en salitre y atenazada por el frío. Desde entonces comparto piso con la sirena que vive en mi bañera.
VALERO, DAVID. Mi grupo de amigos fuimos a la playa de vacaciones, para desconectar y pasarlo bien. Se levantó el viento y Laura quedo bañada en Salitre.
WALLS, LOURDES. Ella llegó como huracán y desapareció por la mañana, dejando como único rastro su silueta bañada en salitre entre las sábanas.
ZAMBRANO, KAREN. ¿Cómo no iba a corromperse si se mantiene bañada en salitre?
ZAMBRANO, KAREN. Me tomó mucho tiempo olvidarme de la costa, cada día despertaba bañada en salitre.
ZAMBRANO, KAREN. Soy alérgica a los frutos del mar, tráigame una sandía bañada en salitre.