Jora
Comentario a DERRIDA, Jacques: Khôra. Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2011. Imaginen por un momento… no imaginen nada, puesto que lo que propongo es inimaginable. Algo, no (la) nada, pero que carece de todo aspecto, de cualquier eidos. Ningún concepto, nada que podamos sujetar o aprehender, como un temblor o un movimiento imprevisible. Un mero nombre propio, […]
Antes de todo
Schelling es nuestro contemporáneo, en un sentido que tal vez no valga ya para Fichte y Hegel, aun cuando su grandeza nos haga todavía temblar de admiración. Es una cuestión de intensidad, de afán por explorar los recovecos más abismales de lo real. El libro de Ana Carrasco Conde es una muy buena y sabia ocasión para penetrar en este poderoso pensamiento.
Goethe o el demonio de la representación
Pero hay muchos demonios en Goethe, algunos son en realidad casi como el Imp, el diablillo de Poe, puede que hasta como el jorobadito (bucklicht Männlein) al que dirige sus oraciones el pequeño Walter Benjamin, signo de un tiempo hechizado por la magia de la ventura o la desventura, Porque el tiempo, nos dice Heráclito, es un niño que juega y hace pillerías, por ejemplo devorar hombrecitos de mazapán, gelatina o chocolate. Y no es el menos importante uno que, cuando era niño, le proporcionaba una visión ecuánime desde lo alto.