La enfermedad de la piedra
Comentario a WEIL, Jiří: Mendelssohn en el tejado. Impedimenta, Madrid, 2017. La página acaso más leída de la literatura checa es la de un tal Gregor Samsa que amanece convertido en una especie de cucaracha, por una suerte de transformación, de metamorfosis inexplicable. En cambio, la novela de Jiří Weil, también checo pero mucho menos […]
Moradas I: Sobre la alfombra, un secreto deseo
El gran asunto que nos ocupa aquí es un secreto. Imaginemos, por un instante, que comienzo así. Es decir, por ninguna parte o por todas ellas. Estaría exigiendo al lector una entrega total. O que, alrededor del fuego, como en el inicio de Otra vuelta de tuerca, casi sin respirar, alguien tuviese la ocurrencia de […]
Devolución de Correo: un Gato en Orán
Comentario a CIXOUS. Hélène: El vecino de cero. Sam Beckett. Shangrila, Santander, 2018. Hélène Cixous comienza a acercarse a Beckett diciendo que está lejos, que no le es vecino. Lo hace en un texto fabuloso que despliega ante nosotros como una acción de amor. A partir de una nota que, a imitación del parergon de […]
Laporte no está
El nombre no es el libro, el libro es la unidad a deconstruir, lo real de este nombre está constantemente desplazado por la máquina textual, la Biografía es la definición, la máquina textual, y su paradigma platónico de tejido siempre en la memoria, recordado, es la imagen del nombre. El nombre sería el texto definido por la Biografía, pero el definiens es aleatorio, acarreado por el juego de su diferenciación. El conocimiento sería la lectura a condición de recordar que la lectura y la escritura son lo mismo a través de la diferencia que las constituye. El quinto factor es la escritura, siempre idéntica a sí misma y siempre distinta, a través de la lectura, y en relación con la cual el texto sería el reflejo. Este comentario platónico podría ser acusado de reconducir una forma de dualidad metafísica, pero el texto-imagen es también múltiple y cada lectura reconfigura la identidad y la preserva. El texto es ese φαρμακός que, no siendo ni cura ni veneno –escritura o contraescritura-, se afirma por ambos.
Vemos, simplemente: una celebración de Pierre Klossowski
En definitiva, el cuadro se presenta como el lugar privilegiado del «no discurso». Podemos ver aquí que esta especulación sobre el mutismo de la pintura implica una redefinición filosófica del arte visual y conduce a un cuestionamiento de las prerrogativas de la escritura. La comunicación se convierte en una posibilidad, o incluso en una propiedad, que el dibujo silencioso parece arrebatar al habla. Entre el impulso y la imagen dibujada hay una especie de ósmosis, una transmisión inmediata, que hace del cuadro el espacio mismo de los movimientos del alma, y que exonera al intelecto de lo que llamamos comprensión. Por lo tanto, no es por capricho, ni por razones de conveniencia, que el escritor haya recurrido al arte plástico. Fue una reflexión filosófica la que le convenció por primera vez de que la comunicación, cuestionada con razón en la práctica narrativa, se realizaba en cambio a través de la mediación del espectáculo, ya sea dramático o pictórico. Sucede, en efecto, que en la cronología de la producción, la visión mental del cuadro, o incluso su ejecución material, precede a la palabra que dará cuenta de él, y que la percepción precede así, en el espectador, a la comprensión. Todo sucede, pues, como si estuviera constantemente bajo el dictado de la imagen. Tales son los argumentos que justifican la preferencia que se da actualmente al dibujo.