Fargo

En la “clausula” más importante del contrato que tienen un narrador de historias con sus potenciales espectadores figura un apartado que dice así:

“Como narradores queremos que veas mi historia, queremos que oigas hablar de ella. Queremos que te sientes. Queremos que la veas. Nos da igual el lugar que elijas.”

Bajo esta premisa, cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, y consigue habitar su mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Y mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.