Pensar y decir: Pierre Aubenque desde Aristóteles
AUBENQUE, Pierre: Problemas aristotélicos. Lenguaje, dialéctica y hermenéutica. Encuentro, Madrid, 2021. Hay una especie de seriedad en el hecho de recorrer a quién debemos y por qué. Porque es asunto serio volver a andar por donde ya anduvimos, también porque la gratitud no es todo lo que queda del pensamiento, pero sí su condición necesaria. […]
Quienes queman libros saben lo que hacen
¿Cuáles son los riesgos de quemar libros hoy en día? En términos prácticos, no demasiados. Si uno se decidiese a prender fuego a toda su biblioteca, mientras tal acto permanezca en el ámbito privado, no hay riesgo de acabar sometido a un tribunal. No es el hecho de quemar el objeto libro, digamos, lo que […]
Duns Escoto y los beneficios del malentendido
Comentario sobre LEÓN FLORIDO; Francisco: Juan Duns Escoto. El teólogo de la razón medieval. Escolar y Mayo, Madrid, 2015. A estas alturas de la vida uno no recurriría casi nunca a Karl Marx o a Friedrich Engels como autoridades. Y, desde luego, la afirmación de que «Duns Scoto obligó a la misma teología a predicar […]
Desde la ventana, el bosque: sin otra cosa que ser
Leer a Heidegger requiere paciencia. Al acercarnos a su lectura, algo nos retiene y pregunta. ¿Para qué Heidegger? Puede que el fervor inicial de tal pesquisa haya sido superado por la ambigüedad de lo que la impulsa. Hemos tocado la zona del pensamiento en la que se confunden lo que desagrada y fascina, lo que […]
Retratos: Bajo el Volcán o sobre una distopía textual de Lowry (I)
En la superficie de este espacio plano las relaciones narrativas no son de causalidad sino de contigüidad y sucesión recurrente. Todo sigue su curso y se repite, el indio y su caballo marcado con el número siete, la mujer con las fichas de dominó, las cantinas, la barranca, los puentes. El destino del Cónsul está escrito al pie de la letra en la carta de un gigantesco juego de la oca astrológica o se despliega a la manera de una baraja de tarot. Delante o detrás de él, su destino es igual a sí mismo. Porque, como en una película, se puede cambiar el orden de las secuencias pero no las imágenes, todo deviene, entonces, figurativo o prefigurativo.