Pietro Marcello sabe llevarnos a terrenos clásicos, a cuentos casi de hadas entremezclados con la crudeza de la sociedad de cualquier época, y ante todo saber retratar las escalas sociales, aunque parezca que sea algo que pase desapercibido en la temática que trata.
Scarlet es una adaptación libre de ‘El velero rojo’ de Alexander Grin, siendo el tercer largometraje del director italiano, pero en esta ocasión en habla francesa. Tiene como protagonistas a Raphaël Thierry, Juliette Jouan, Louis Garrel y Yolande Moreau.
Juliette se cría al norte de Francia con su padre, Raphaël, tras regresar él de la Primera Guerra Mundial. Un pueblo que les desprecia, aunque ellos conviven en una pequeña casa con otra familia en buena concordia. Su padre trabaja con la madera y tiene una gran imaginación, y gran talento para elaborar juguetes, pero eso no dura mucho. Ella por su parte es una amante de la música y del canto, sueña con seguir siendo feliz y conocer el amor, aunque ya tiene el de su padre.
Scarlet es una historia de desequilibrios, de desamparos pero al mismo tiempo de la honestidad y del amor paterno filial. El director italiano, Pietro Marcello, bajo la adaptación, libre, de El velero rojo ha trazado una historia de mujeres, del poder de las mismas en la sociedad y buscar fuera de las etiquetas de lo rudo lo más tierno posible en el personaje del padre. Un hombre noble, leal, con valores y sin ningunas ínfulas.
Pietro Marcello ha querido destacar esa pasión de la parte protectora entre ambos, porque es recíproco el amor que se veneran, y el cuidado que se procesan, además de cómo ha matizado el respeto mutuo. Alrededor de ellos hay tantas envidias como alabanzas por su relación, y en sí esta forma de dibujar la situación entre ellos no hace más que mostrar el foco en la sociedad en sí en cuanto a los sentimientos por lo ajeno, y la falta de respeto en muchos momentos.
Todo está tratado con una gran sobriedad, con unos detalles pensados al milímetro, incluso la no perfección de la imagen que nos lleva a la época a tratar, a trasladarnos a lo clásico, al ambiente rural y a la naturalidad. Por que el mensaje de fondo es mostrar la posibilidad de ser feliz con poco, sin necesidad de la opulencia, simplemente ser lo que uno desea.
Actuaciones sencillas, sinceras, demostrando mucho con poco, todo alrededor de los sentimientos más apegados al corazón.