Desde la hamaca del porche carcomido diviso una fila de hormigas cortadoras de hojas que están llevándose, página a página, todos los libros. Ayer traté de seguir el rastro de letras caídas por el jardín, pero apenas logré reunir un puñado de palabras sin sentido, huérfanas de autor y de obra, que habían quedado prendidas entre las margaritas.
Hoy he encontrado unas sílabas escritas por ti en aquel papel rosado que tanto te gustaba. Quizá sea la carta que hubiera deseado recibir cuando te marchaste. Tal vez no supe encontrarla. Desesperado, me he puesto a rebuscar entre las ruinas de la biblioteca y he ido recuperando cada trozo robado por los insectos. Pero, cuando junto los pedazos, sólo aparecen frases de amor dedicadas a un desconocido.