Stephen Chbosky, director y escritor estadounidense, parte de su faceta de escritor para pasar a dirigir. Su primera película fue Las ventajas de ser un marginado basado en su propio libro homónimo, para rodar después Wonder y ahora Querido Evan Hansen. Sus tres películas son adaptaciones y tienen también un denominador común, la educación y la marginación en la infancia o juventud.
Querido Evan Hansen está basado en el musical que ha triunfado en Broadway y que está interpretado por el mismo protagonista, Ben Platt, que se encuentra acompañado en pantalla por Julianne Moore, Amy Adams y Kaitlyn Denver.
Evan Hansen es un estudiante de secundaria que le cuesta adaptarse a sus compañeros y a la sociedad, la marginación, por su parte y por el resto de compañeros, es lo habitual en su vida teniendo que convivir con trastorno de ansiedad social. Un compañero suyo se suicida y este acontecimiento le acercará a una persona que le importa, pero al mismo tiempo le hará huir de una realidad que no debería obviar por él y por quienes le rodean.
El director vuelve a incidir en girar todo el metraje alrededor de la aceptación de la personalidad de cada uno de los protagonistas. Aquí Evan Hansen es el eje, pero al mismo tiempo Stephen Chbosky nos habla de la sociedad, de los estereotipos que nos impone y que son difíciles de derribar si no se juegan bien las cartas.
Como en todas las cintas Stephen Chbosky aborda todo también desde el humor, buscando partes positivas donde resolver los problemas que se adentran en la personalidad de los protagonistas principales. Aquí en Querido Evan Hansen juega con la música, con la utilización de ese medio como desahogo y como la forma de mostrar el interior y los sentimientos del personaje principal.
No hay que olvidar que en la cinta, el protagonista, Evan Hansen, está rodeado por tres mujeres, cada una con un sufrimiento distinto y que ayudan a Evan de distinta manera, pensando que es él quien ayuda. En algunos momentos esas escenas están un poco sobreactuadas, que posiblemente sea por la impostura que realiza el musical.
137 minutos pueden parecer excesivos, sobre todo cuando estamos ante un musical, que tiene que estar muy bien hilado para que no se nos haga demasiado extenso, y ahí posiblemente es donde tenga un punto débil la película. Aunque no se hace excesivamente larga, es verdad que en el conjunto global hay situaciones que repiten en parte, pero que al fin y al cabo no muestran otra cosa que la monotonía de la vida.
Gran parte del metraje está centrado en la parte positiva de cara a la galería, a la sociedad, aunque a la vuelta de la esquina Hansen tenga otras emociones y sentimientos, y eso lo plasma muy bien el actor Ben Platt, que no podía defraudar al venir de ser el protagonista del musical.
Lo más importante de Querido Evan Hansen es el fondo del guion, esa puesta en escena de la reflexión sobre la verdad y la necesidad de no imponer nada sobre la realidad sobre todo cuando estamos en una sociedad que nos juzga por lo que parecemos, más que por lo que somos.