Pasa con Nina Simone lo que suele ocurrir con las grandes del jazz, una voz, una obra queda encasillada a una estática imagen carente de matices. Recordarla solamente como una diva sería olvidar gran parte de su extraordinaria trayectoria. Simone fue mucho más que una cantante de jazz, fue una artista en el más amplio sentido de la palabra.
Antes de ser Nina Simone, cuando aún era más conocida por Eunice Kathleen Waymon y con sus escasos 10 años, procedió a dar un concierto en la biblioteca de la pequeña localidad de Tryon (Carolina del Norte). Los limitados recursos familiares hacian difícil su formación musical, hubo que esperar hasta la aparición de cierto benefactor anónimo que se ofreció a paragarle sus primeras clases particulares de piano y órgano. Gracias a ello Eunice, descubrió a Bach.
Sus padres asitieron emocionados, dado que era el primer concierto de su hija, ocupando unos asientos de primera fila, sin embargo tuvieron que abandonarlos para dejar que un grupo de ciudadanos blancos se sentara en ese lugar. Ese acontecimiento fue traumático para la artista. Como si de una premonición del destino se tratara, Nina fue una incansable voz contra la discriminación racial. Por ello su obra no fue solo musical sino un espacio donde arte y reivindicación se intercomunicaban formando una extraordinaria mezcla de fuerza, vida y esperanza.
«Me gustaría que se me recordara como una diva comprometida con sus sentimientos hacia el racismo y sobre cómo debería ser el mundo;y que, hasta el final de sus días, permaneció fiel a sí misma».
Muchxs la han versionado y algunos resultados son espectaculares. Con dos de mis favoritos me despido, feliz miércoles. Nos vemos en …Botones verdes…
Gracias por dar a conocer esta magnifica asombrosa mujer.