En los cada vez más lejanos días de mi infancia, me encontraba en la orilla del Levante de Benidorm. Jugaba con una pelota blanca de playa en la que se leía Costa Blanca, y a la que cada vez chutaba con mayor o menor fuerza, pero sabiendo que si entraba en el mar, me la iba a devolver la marea. Pero sucedió, que sin controlar uno de los pases, la pelota dio a parar debajo de una sombrilla en la que se encontraba una mujer leyendo. Esta mujer interrumpió su lectura y se acercó a mí con la pelota en la mano y una gran sonrisa. Su recuerdo todavía pervive en cada uno de aquellos que seguimos extasiados con la imagen de la ciudad alicantina de Benidorm.
Surgida a partir de un proyecto de tres directoras del cine europeo en la que se iba a estudiar el prototipo de la femme fatale, Nieva en Benidorm irrumpe con fuerza. Aunque la idea no llegara a materializarse, cada una generó su propia versión que bien podría formar parte: Liv Ullman nos brindó la inmortal obra de August Strindberg, La señorita Julia; Claire Denis su drama de ciencia ficción High life, e Isabel Coixet la obra que nos ocupa.
La cinta nos presenta a Timothy Spall en la piel de Peter Riordan, un hombre al que se puede definir como «una caja cerrada que puede contener sorpresas maravillosas al ser abierta». Tras ser prejubilado del banco al que había dedicado su vida y rutina, decide poner rumbo a Benidorm para visitar a su hermano, el cual no da señales de vida desde el momento en que Peter llega a la ciudad.
Con la ayuda de una agente de la policía local fascinada por Sylvia Plath (Carmen Machi) y la socia del club de su hermano, Alex (Sarita Choudhury), Peter comienza un viaje de despertar y autodescubrimiento en la madurez. Pasa de ser un personaje que podría formar parte del imaginario de Fernando Pessoa a un hombre que se despierta al primer amor a la edad de sesenta años. Todo bajo la atenta mirada de una extraña y silenciosa limpiadora interpretada por Ana Torrent.
Desde La vida secreta de las palabras, Isabel Coixet no daba con una película tan redonda; y digo redonda, porque lo más interesante que la cinta ofrece es una cantidad de huecos que debe completar el espectador. Lo que comienza como un retrato de personaje, evoluciona rápidamente a una especie de cine noir en la costa levantina, que va dando paso poco a poco a una historia de amor maduro.
Sin embargo, si algo sobresale dentro de la propia película es el personaje de la propia ciudad. Benidorm aparece como una ciudad TOTAL, como ciudad de escapada pero también en la que todo puede ser posible. La idea de centrar su historia en Benidorm surgió a partir de un documental que la directora iba a realizar hace unos años sobre la explotación urbanística en el Levante.
En este universo levantino, encontramos el Benidorm de invierno, habitado por los británicos que vienen a soltarse la melena; los jubilados que pasan una larga temporada en los hoteles y disfrutan de un clima especial; y los propios ciudadanos, ajenos a los otros dos grupos.
Todos dentro de los rascacielos, de los neones, de la arena del mar y el agua salada, y por supuesto, de los colores estampados levantinos. Lo mismo sucede con la búsqueda del Benidorm diurno, dominado por la gastronomía y los paseos, como del nocturno, el del los clubs y el desfase británico. Una presentación que bebe directamente de la Roma de La gran belleza, de Paolo Sorrentino. Dos películas en las que la ciudad compone un personaje más de la obra que dialoga directamente con la ficción.
Coixet nos ha entregado una de sus mejores películas en uno de los años más caóticos y desoladores de lo que llevamos de siglo. Su afán por presentar la historia de un personaje que busca abrirse paso a la vida en una ciudad enigmática, el interés por los pequeños detalles, por las pistas sueltas que te hacen partícipe de un todo, consigue el efecto de la caja llena de sorpresas. Algo muy parecido a ese detector de metales con el que es barrida la playa de Benidorm en busca de cualquier objeto de valor.
Nunca antes el rastro de un beso en un cristal había adquirido el significado que conlleva este año. Como la vida misma…
Título original: Nieva en Benidorm. Año: 2020. Duración: 117 minutos. País: España. Dirección: Isabel Coixet. Guión: Isabel Coixet. Fotografía: Jean-Claude Larrieu . Música: Alfonso de Vilallonga. Reparto: Timothy Spall, Sarita Choudhury, Carmen Machi, Pedro Casablanc, Ana Torrent, Édgar Vittorino, Leonardo Ortizgris, Marc Almodovar, Kiva Murphy. Productora: El Deseo, Televisión Española, Movistar+.
Enorme la capacidad del crítico para guiarte desde la superficie al interior del alma del film. Enhorabuena