Se despierta el domingo con olor a castañas asadas, zumo de naranja y uno de diciembre. Con restos de purpurina en las manos anda entre los adornos navideños para decorar la casa. Un puñado de luces enredadas bajo la montaña de corcho. Los Reyes Magos en el trineo y un muñeco de nieve con la estrella. Los renos, la mula y el buey cubiertos de espumillón. Tarjetas de Ferrándiz dentro del portal de Belén. Un río de purpurina de un bote que tiene la tapa suelta. Bolas doradas y plateadas rodando a su antojo. Panderetas y cascabeles. El ángel entre la guirnalda de lazos rojos. Los elfos y los pastores en la corona de Adviento. Llena el saco, que le ha cogido a Papá Noel, y sube por las piñas apiladas para salir de la caja.