Una de las secciones más atrayentes en Muces es Cine documental, películas que en esta ocasión solo pertenecen a España y Yugoslavia, conteniendo en su ciclo 17 títulos.
De los proyectos que llama la atención es Melchor Rodríguez: el Ángel Rojo, una historia real, que simplemente con leerte la sinopsis desarrolla la empatía con su posibilidad de visionado. La dirección corre a cargo de Alfonso Domingo, director que ha centrado su carrera cinematográfica en el género documental.
Alfonso Domingo es periodista, escritor y uno de los documentalistas más destacados de nuestro país, con más de cien trabajos, veinte series y cuatro premios nacionales e internacionales. Antes de dedicarse al cine y a la literatura fue especialista en información internacional y corresponsal de guerra. En la literatura ha sido un gran versado en Guerra Civil Española, teniendo en su haber varios libros de ensayo, relatos y viajes y algunas novelas premiadas.
Además el director y escritor, Alfonso Domingo es de Segovia, Turégano, por lo que no es difícil comprender que esté presente en Muces, además de presentar un trabajo con una gran calidad artística y humana, esto último valor que se palpa en cada segundo del metraje.
Melchor Rodriguez: El Ángel Rojo, no es una historia de supervivencia como tal, aunque a su manera también, si no de lucha por la humanidad por encima de ideologías y creencias. Una enseñanza para nuestra sociedad tan inmersa en debatir de extremo a extremo, sin reparar quienes están en el centro, sin pensar que el principio de la unión es la persona y nunca lo material o efímero.
La película cuenta con la voz en off del actor Javier Gutiérrez, sobria, elegante y muy representativa del fondo que narra, y la colaboración de Eusebio Lázaro. Basada en una historia real, y proveniente del libro del mismo título y autor, ambos trabajos fraguados con investigación, documentación inédita y relatos de las personas que le conocieron en los hechos grabados.
Uno de los aciertos del film, es dejar que el espectador junte historias, ate cabos y saque sus propias conclusiones, dentro de ese caos de vida que tuvo que vivir el protagonista, vivir entre dos aguas y no naufragar totalmente, salir a flote una y otra vez, y no dejarse vencer por el derrotismo de todos lo que intentaban que bajara la guardia, justo esa que le hizo ser tan humano.
No deja de ser una mirada totalmente diferente de la guerra, de una persona que vivió para la sociedad, para el ser humano y sobre todo con la fiel confianza en el mismo, con el convencimiento que de que entre todos sería posible crear un mundo mejor y más justo. Melchor Rodríguez, héroe o villano, fue el hombre que salvó a más de doce mil enemigos durante la contienda española.
Además de su proyección en la 11ª Muestra de Cine Europeo Ciudad de Segovia, el sábado 19 a las 20:30 en la Sala Fundación Caja Segovia, tras es el paso en Documenta Madrid, el día 1 de diciembre llegará a los cines La Dehesa de Alcalá de Henares, uniendo varios actos a la proyección de la película como homenaje a su valor y su hazaña como persona y no como personaje.
Esta proyección se realizará gracias a Screenly, con un sistema diferente y colaborativo de ver cine, organizando eventos bajo demando en salas por medio de un sistema de reserva de entradas, el cual determinará si el visionado se llevará a cabo o no.
La fecha en cuestión es por la coincidencia del 80 aniversario del bombardeo de la ciudad por parte de la aviación nacional en la localidad. Tras la proyección, se contará con las intervenciones del historiador Julián Vadillo, el bisnieto de Melchor Rodríguez, Rubén Burén, además del director del documental, Alfonso Domingo, moderados por Manuel Ibáñez Izquierdo (Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica).
Decía el propio Melchor Rodríguez (Sevilla, 1893-Madrid, 1972) que «por las ideas se puede morir, pero no matar» y es el principal mensaje que se dibuja en el personaje, que está contado con historias, testimonios de distintas épocas, recreando escenas, sacando titulares de periódicos de la época, donde su nombre siempre estaba en boca de todos y con una popularidad que seguramente a él no le hubiera gustado tener por esos temas. Posiblemente no le hubiera importado que se le reconociera por sus aficiones esas que no sacó a la luz, como fueron la escritura y la copla.