Los informes sobre Sarah y Saleem son de esas películas que van calándote poco a poco, que con la mesura y la tranquilidad de una buena verdad te llegan y van cogiéndote lentamente el alma dejándote pegada a la butaca.
Los hechos reales que plasma son un conjunto de actos personales que juntados con la historia política que subyace y que brota en el guion, hacen que resulte más veraz. Hoy en día, en la vorágine de la situación social, todo lo que corresponde a la sociedad política se refleja cual espejo en lo personal.
Sarah es una camarera judía y Saleem un repartidor panadero palestino, llevan una doble vida, la que cada uno tiene con su respectiva pareja y la de amantes, Parece que su historia nunca va a salir a luz hasta que el ejército israelí extrae unos documentos en un ataque en una sede palestina en Cisjordania. Ahora ambos se tendrán que enfrentar a la realidad del día a día pero con la verdad.
Muayad Alayan nos presenta un relato humano, concienzudo en la mirada de cada protagonista, como dibuja cada cruce de caminos de los personajes, del engranaje de las historias, del instante del conocimiento de cada hecho. La cinta está repleta de pequeños detalles que van forjando una buena historia, que no quita ni un ápice en sí misma la dureza de la misma.
También es verdad que el director no enfatiza en lo negativo, deja que fluya, sumergiéndose en los personajes, en las situaciones y todo parece tan natural como el hecho en sí que es, duro pero real.
Hay un pequeño resquicio de elevación de la mujer como la dueña de sus actos, siendo la que toma las decisiones, y así es como se relata, resulta difícil de creer en el marco en el que están inscritas las protagonistas, pero se describen con una gran personalidad, y un gran poder de decisión, aunque a priori no se distinga así, y se vean subyugadas a la sociedad donde se encuentran enclavadas.
Los informes de Sarah y Saleem refleja esa sociedad que se encuentra sumergida en los cánones estipulados por los muros y fronteras de pueblos y culturas que no llegan a ningún acuerdo. Al mismo tiempo entra en la parte más humana de la sociedad, de la necesidad de la liberación más allá de los prejuicios establecidos por cada país, por cada cultura.
La película posee la gran carga de un drama emocional y la parte de un thriller político combinándose a la perfección en cada personaje, en cada situación y sin dejar de lado todo lo que influye una parte en la contraria.