Hace diez años que vimos por última vez a Celine (Julie Delpy) y a Jesse (Ethan Hawke) charlar y caminar mientras recorrían una de las Islas Griegas, acompañados, como siempre, de un plano secuencia. Sin interrupciones -más o menos- sin distracciones – casi ninguna-, dejando al margen todo aquello que pudiera alejarlos, o alejarnos, de ese fragmento eterno que ha trascendido en la historia del cine independiente y que está protagonizado por un solo elemento: su conversación.
En Antes del anochecer (2013) Richard Linklater volvió a conseguir adentrarnos en un universo de pareja compartido. Lo consiguió gracias al diálogo, a esa conversación natural que mantienen los protagonistas durante todo el filme, esta vez también con otros participantes ocasionalmente en escena.
De todos modos, no era la primera vez que lo hacía. Celine y Jesse se habían conocido en Viena hacía años, nosotros a ellos también y desde entonces son una de las parejas más icónicas del cine independiente.
Diálogo, amor y el paso del tiempo
Nueve años separan cada una de las películas que forman parte de la trilogía Before. En todas ellas, los personajes son interpretados por los mismos actores, así que somos testigos de cómo el tiempo pasa tanto para Celine como para Jesse de forma especial. Coincidimos con ellos en distintas etapas de sus vidas, nos asomamos a un pequeño fragmento de su existencia, sin elipsis ni cortes. Un trozo de la vida misma filmado.
Al ver la primera entrega, Antes del amanecer (1995), es inevitable sentir nostalgia. Dos jóvenes veinteañeros se conocen en un tren y deciden recorrer Viena juntos una noche. Conversan, se conocen y se enamoran irremediablemente. Un filme rodado con solo dos actores y presupuesto pequeño que acabó convirtiéndose en una película de culto, junto al resto de la triología.
El diálogo de Celine, una estudiante francesa, y un joven periodista estadounidense, Jesse, es todo lo que Linklater necesita.
Esta primera parte de la trilogía es un retrato fiel de la juventud. La vida no ha hecho más que empezar y Viena se encuentra bajo los pies de Jesse y Celine. Mientras pasean por la capital austriaca, hablan de sus expecativas de futuro, de las relaciones de pareja, filosofan sobre su lugar en el mundo. Todavía todo es posible.
Se retrata muy bien esos primeros encuentros en los que hay mucho interés en conocer a la otra persona, con conversaciones que poco a poco van volviéndose más íntimas.
Antes del amanecer acaba con la promesa de Celine y Jesse de volverse a encontrar seis meses mas tarde. Sin embargo, descubrimos que esto no ocurre hasta nueve años después, en la segunda parte de la trilogía.
Sucede en París, donde ella vive y él va a presentar un libro. Han pasado nueve años y no han sabido nada el uno del otro. En Antes del atardecer (2004), Linklater nos reencuetra también a los espectadores con aquellos dos jóvenes que se enamoraron una noche en Viena, para mostrarnos que el tiempo ha pasado no solo en la forma en la que se ven, sino también en la forma que tienen de relacionarse con el mundo y entre ellos.
¿Seguirá existiendo la chispa? La respuesta es sí, y los actores nos lo muestran a la perfección. Lo descubrimos en los ochenta minutos que dura la segunda parte, que es el tiempo que tiene Jesse para estar con Celine antes de que salga su vuelo a Estados Unidos. Ochenta minutos para pasear por las calles de París y ponerse al día.
Una vez más, Linklater nos muestra a través del diálogo no solo lo qué existe entre Celine y Jesse, sino algo más. Esta vez se trata de la treintena, las desilusiones, las obligaciones, las decisiones que parecen más definitivas que nunca. El conformarse o no hacerlo. Lo que se hizo y lo que no se hizo. Las promesas y los sueños que se cumplieron y los que no.
París se convierte en un personaje más, como sucede con Viena en la primera parte de la trilogía. Pero el París que nos muestra Linklater a través de Celine y Jesse, no es un París turístico, sino uno menos conocido, con encanto, más tranquilo y maduro, como los propios protagonistas.
Es en Antes del anochecer (2013) donde comprendemos que Jesse no cogió ese avión de vuelta a Estados Unidos. Otra vez coincidimos con Celine y Jesse, pero esta vez en la cuarentena, casi una década después de reencontrarse en París. Han formado una familia y comparten una vida juntos. En una de las Islas Griegas, somos testigos de nuevo de una de sus conversaciones.
El diálogo de Antes del anochecer, a veces es tierno pero otras veces es sarcástico, mordaz, está lleno de luces y también de algunas sombras, de aquello que se dicen los personajes y de lo que no se han dicho a lo largo de su relación. A través del diálogo se nos presentan los encuentros y desencuentros de la convivencia, las expectativas truncadas, la realidad de una relación larga de pareja. Nuevamente, estamos ante otra etapa de la vida.
Los personajes están, en esta tercera parte de la trilogía, ante la tesitura de conciliar sus libertades individuales una vez terminada la pasión inicial, con el desafío de encontrar el equilibrio y la estabilidad en el amor incondicional.
La trilogía Before tiene sentido cuando se enmarca cada una de sus películas precisamente dentro de la trilogía, es decir, como obra conjunta. Es un recorrido por los distintos estadios de una relación de pareja a través del tiempo, un espejo donde mirarnos. Tiene vida propia, madura, crece, envejece, es el amor filmado a través del tiempo.