Fue en los años 60 cuando una serie de artistas estadounidenses comenzaron a pintar objetos y escenas de la vida cotidiana con un Hiperrealismo atroz. La temática de las pinturas era representas escenas cotidianas, momentos totalmente normales en la vida de una persona como ir a tomar un café, o parar enfrente de una gasolinera.
El procedimiento de estos artistas es utilizar la cámara fotográfica como base de su trabajo, documentando así el día a día en la vida del ciudadano estadounidense. En la mayoría de los casos, el close-up es la raíz. Acercan su cámara a determinados objetos como botes de ketchup, saleros o focos delanteros de un coche y, fascinados por los brillos y texturas plasman la fotografía en el lienzo. En mucho otros la fotografía panorámica es la base de su inspiración.
El Pop-art es responsable de la aficción que tiene el Hiperrealismo por representar los escaparates, lo kitsch las imágenes estereotipadas de las cosas.
Este movimiento tuvo su merecido reconocimiento con la famosa exposición «documenta» (con d minúscula) en Kassel, Alemania en 1955. En la primera documenta, Bode (su fundador) quería acercar el arte a la gente, sobre todo a los obreros. No se trataba del arte contemporáneo sino del arte degenerado, pintura y escultura de los años 20 y 30, oprimida en los tiempos del nacionalsocialismo.La última edición, la número 13, tuvo lugar entre el 9 de junio y el 16 de septiembre de 2012.
Todo movimiento artístico tiene sus fans y sus retractores, y éste no iba a ser diferente. ¿Tiene mérito copiar una fotografía? ¿Tiene mérito representar los estereotipos? Eso ya… lo dejo en sus manos
¡Buen lunes!